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Gibralgalia, Isabel González del Valle, misioneras doctrinas rurales, Montes de Málaga, templo Sagrado Corazón, tiburcio arnáiz




En los inicios del siglo XX los Montes de Málaga resultaban una zona insondable y casi inaccesible, como Las Hurdes en Cáceres. A veces las misiones no hay que ir a buscarlas atravesando océanos y continentes, sino al otro lado de la montaña. Esta fue la idea del padre jesuita Tiburcio Arnáiz en la ciudad de Málaga. Pero no basta solo con tener la idea, sino también materializarla en el campo físico.
Mª Isabel González del Valle Sanrandeses será la persona encargada de dar sustancia y cuerpo a esa idea. Era un mujer nacida en una familia de la burgesía adinerada de Oviedo, y no podía estar más alejada en todos los sentidos del padre Arnáiz, pero como dicen los cánones, no hay distancia que el Padre no se capaz de recorrer en un instante. La vida burguesa no le llenaba ni aportaba nada a la joven Mª isabel, que en 1920 y con solo 31 años, decide transformar su existencia de modo radical, y se traslada al municipio de Bélmez en Córdoba, tras unos ejercicios espirituales en Madrid.
En enero de 1921 conoce al padre Arnáiz en Málaga y se transformarán en una de esas parejas santas y milagrosas, que resultan decisivas para el surgimientos de órdenes religiosas nuevas, como la devoción a la Divina Infantina, surgida al unísino entre la madre Mª del Rosario Arrevillaga y el sacerdote almeriense Federico Salvador Ramón. La diferencia es que en el caso de las Misioneras de las Doctrinas Rurales, se trata de una Orden seglar, y no existen los votos religiosos.
Los corralones de la capital, los pueblos de los Montes de Málaga, de la Sierra de Gibralgalia, Cártama, Alozaina, y la zona colindante con Cádiz, serán los territorios de su misión. El 6 de junio de 1937, con solo 48 años, fallece en Jerez de la Frontera Mª Isabel González del Valle. En julio de 1926 había fallecido el padre Arnáiz. Fueron solo unos pocos años de contacto, pero los suficientes para dejar sólidamente asentada esta fundación, con normas básicas y sencillas, que han llegado hasta hoy, tras un siglo desde su constitución o fundación.
El proceso de canonización
Se abrió el pasado 8 de noviembre en el templo del Sagrado Corazón de Málaga, en donde está enterrado el ya beato Tiburcio Arnáiz. El acto de apertura del proceso de canonización, presidido por el obispo de Málaga monseñor Catalá Ibáñez, implica la declaración de la misionera Mª isabel González como «sierva de Dios», lo que hace que ya pueda recibir culto privado, en espera que sus favores y gracias obtenidos mediante oraciones, obren un milagro y pueda ser declara beata. El camino hacia la santidad es largo, y puede llevar al menos un siglo más, periodos que en clave de vida eterna no suponen realmente nada. Como representante de las Misioneras acudió la hermana Mª Leticia Montero Granados, que es su directora general.