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Sobre el culto al soldado Benito
Además os digo, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Mateo 18, 19-20
La Iglesia oficial venera y decide quienes son sus santos y santas mediante un largo y costoso proceso, en todos los sentidos. Mantener un culto cuesta dedicación y sobre todo devoción de la feligresía. En realidad son los fieles quienes deciden a qué santos venerar, aunque también la Iglesia canaliza «esa fuerza de oración» hacia determinados santos/as e imágenes de los mismos.
La frase del evangelista Mateo está clara, siempre y cuando que todas estas personas a las que se consideran dignos de veneración, si tienen un poder de intercesión, es a través de la voluntad del Padre, como expresa sin duda alguna, su Único Hijo, Jesucristo.
Es muy difícil saber, por no decir imposible, si aquellas personas que están declaradas oficialmente como santas, están realmente en la compañía del Padre, del Espíritu Santo, y del Hijo. La creencia es que sí, pero eso no es una evidencia. No es lo mismo el culto canónico a Santa Gema, a San Nicolás, o a sor Bárbara de Santo Domingo como sierva de Dios, que el que está recibiendo en Melilla el soldado Benito López Franco, fallecido en Melilla en 1950, y al que la gente denomina como «el soldado de los milagros». Es posible que si realmente falleció de una paliza, y entendiéramos esta como un proceso singular de martirio, y aunque se trate de un culto no canónico, el Padre, que es quien decide, en un proceso que nosotros no podemos alcanzar a comprender, permita la intercesión del soldado Benito, sobre aquellas peticiones que se le realizan. Porque todo sucede o no, por la voluntad del Padre.
Santos y santas, beatos/as, siervos todos de Dios en suma, son personas fallecidas hace ya muchos años, centenares y hasta milenios de años, pero eso son magnitudes insignificantes, dentro de la inconmensurable existencia, del Eterno. Yo soy, que existe por siempre.
Oraciones a los fieles difuntos
Hay miles de oraciones, de jaculatorias, de oraciones y de rezos. Como todos son fieles difuntos, recogeremos esas oraciones específicas, que deberán ser cerradas, con el Padrenuestro.
– Concédeles, Señor, el descanso eterno, y alúmbreles tú luz eterna. Descansen en paz. Amén. -Oh Señor Dios omnipotente, os ruego que libréis a las almas del purgatorio y, particularmente, a las más abandonadas y conducidlas a vuestra gloria, donde os alaben y bendigan eternamente.
-Absolved, Señor, a las almas de los fieles difuntos de todo pecado, y haced que con el auxilio de vuestra gracia merezcan gozar de la felicidad de la luz eterna. Inclinad, Señor, vuestros oídos a nuestras oraciones, y en vuestra inagotable clemencia, coloquéis en la región de la paz y la luz, a las almas de vuestros siervos, a las que habéis mandado salir de este mundo.