Monseñor Ramón Buxarrais, o el padre Ramón, como se le conoce en el Centro Asistencial, celebra hoy 12 de diciembre su 84 aniversario, y el próximo día 17 cumplirá sus 58 años como sacerdote, pues se ordenó como tal en 1955. En 1991 el entonces Obispo de Málaga conmocionó al mundo eclesiástico renunciando “in situ” a la dignidad episcopal, para retirarse como capellán en el Centro Asistencial de Melilla, que había visitado muchas veces en su Ministerio Episcopal. Los secretos o razones últimas de aquella impactante decisión, no los ha revelado jamás y quedarán con él y en sus oraciones. Él se siente un fiel discípulo y servidor de La Iglesia, que en sus propias palabras se lo ha dado todo.
Habrían de pasar 22 años para que un Papa, Benedicto XVI, siguiera la senda de “la renuncia”, que abriera sin quererlo, monseñor Buxarrais Ventura. Todo ejemplo tiene un antecedente y los que entonces le criticaron blandiendo la máxima que dice que: “de la Cruz no se baja”, tuvieron que ver y callar ante la renuncia Papal. Uno puede renunciar a un cargo, por muy alto que este sea, pero a nada más, porque efectivamente, de la cruz, la que cada uno debe soportar en vida, es imposible bajarse. La mayor fortaleza es reconocer la propia debilidad, ya sea física o mental.
La verdad es que Monseñor Buxarrais no ha dejado de ser nada, pues sigue siendo a sus 84 años obispo emérito de la Diócesis de Málaga, y tampoco a dejado de ser sacerdote ni capellán. Desde que se marcharan Las Hijas de La Caridad en noviembre de 2011, todos los días del año, sin faltar casi ninguno, a las diez de la mañana oficia misa, tanto para las internas/os del Centro como para las feligresas/es de la calle.
Monseñor Buxarrais es feliz oficiando misa, y le da igual que ante él se encuentre una sola persona, como tres, cuarenta o que tenga la iglesia llena, como que sucede muy pocas veces. Con frio, con calor, bajo la lluvia o rodeados de Sol, el padre Buxarrais ofrece su misa a quienes quieran acompañarle. Muy pocas y pocos podrán decir un día, en el futuro, que ante ellos ofició misa un obispo.
En el verano de 2012 superó una operación de fémur y cadera, dolencias que le tenían mermado en sus facultades físicas. En estos momentos no padece ninguna otra dolencia física y su actividad es alta, para una persona de su edad, pues sigue atendiendo proyectos de cooperación en la localidad marroquí de Cabo de Agua, en donde construyen una escuela de niñas.
Todos los años, en estas fechas, se reúne en Barcelona con aquellos que fueron ordenados sacerdotes, y a tal fin partirá en la mañana de hoy. Ya solo quedan presentes la mitad de los que compartieran promoción sacerdotal. Cada año uno de ellos predica la homilía conmemorativa de la ordenación. Volverá a nuestra ciudad el próximo día 18.