



Recorrimos este lugar en marzo de 2020, la capilla del Bautista, cuando ya acechaba la pandemia. Hace ya pues 5 años de aquellos primeros días del mes de marzo. Un lustro después hemos vuelto a escuchar ese silencio y a sentir esa misma energía, porque permanece allí y en ese su lugar. En ese tiempo han pasado y ocurrido muchas cosas, pero no hemos estado alejados nunca de aquí. Es más, en esta breve y atemporal visita, hemos percibido la necesidad íntima de este entorno, de seguir unidos a esta pequeña «arca del espíritu», repleta de luz y de energía. Hay cosas que solo se ven en la oscuridad, y que se perciben nítidamente en la soledad, en el silencio. Solo así se alcanza la paz, y la comunicación con el espíritu.
Existe, es un lugar físico, pero la capilla del Bautista es algo que solo se percibe, aunque también está en este espacio físico. Esta es la reflexión que abrió este lugar para todos, en julio de 2012: «Será un lugar para detenerse y pensar o solo para contemplar. El interior de cada persona será el que marque si desea quedarse aquí o salir fuera y no volver. El que busque algo y lo encuentre será porque lo haya encontrado en sí mismo. Nada se encontrará en La Capilla de Juan el Bautista que uno no tenga previamente y también sucederá la situación inversa, que nada hallará quien nada tenga. Aquí quedará uno desnudo y en soledad frente a su conciencia, frente a sí mismo. Ofrecemos todo y a la vez nada. Tampoco diremos a nadie donde está, deberá encontrarla quien la busque«.
La búsqueda de la paz de espíritu
Encontrarás a menudo, que aquellos mismos que tú sentías obligados por agradecimiento, amistad, o cercanía, sean los que más te agiten y te perturben, pero eso es porque creías, erróneamente, en el valor de las obras y actos materiales, y todo esto causa zozobra y angustia. Nunca estaremos alejados de las perturbaciones del mundo, y de su inestabilidad. Pero esa es la labor de infierno, acechar una y otra vez, como el agua a la roca, hasta que genera tu desequilibrio. «Acostúmbrate pues a sufrir con paciencas las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos, y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo«.
Porque siempre hallarás quien ofrecerá paz a tu espíritu y luz a tu mundo, una y otra vez, con mayor perseverancia con la que te desestabilizan las fuerzas del infierno. Buscarás esa luz y podrás ver, hallarás esa paz y podrás descansar. Han pasado 13 años, de los cuales lleva 5 años cerrado este lugar, pero el vínculo que lo habita permanece allí. Está intacto. Hay que tener fortaleza mental de sufrimiento. Este es el instrumento, porque no hay nada es fácil para nadie.