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Catedral, catedral de granada, Encarnación, luz, reconquista





La catedral de Gránada es especial, es la Omega de la catedrales españolas. Es la última edificada y la que completa la Reconquista y proclama la unidad de la Fe católica en España. Si Toledo es la catedral primada, la primera, la Encarnación de Granada es la que culmina el «triunfo de Dios», encarnado en hombre. Por eso el templo catedralicio granadino es el culmen, el «non plus ultra» arquitectónico y teológico.
El dominio musulmán fue completo en Granada, en el Reino Nazarí (711-1492). Almería construyó su catedral a modo de fortaleza. La de Málaga también de la Encarnación, conquistada solo 5 años antes, se inicia casi en las mismas fechas, pero presentará otros problemas que la retrasarán. Ambas tienen similitudes (la fachada principal) que denota influencias comunes, o la existencia de una sola torre, inconclusa en Málaga y no proyectada en Granada, y diferencias, como la luminosidad y la disposición del Altar Mayor, completamente visible desde cualquier lugar del templo.
La Encarnación de Granada es un templo diáfano, muy luminoso e increíblemente esbelto. No hay muros transversales ni de cierre, y puede contemplarse desde cualquier parte. La rotonda circular y abierta sobre el Altar Mayor y bajo la bóveda central logra un efecto dinámico y de apertura completa. La luz entra a chorros inundando pasillos y capillas.
La espacial atención de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, se plasma sobre la especial concepción del templo, pensando para ser Panteón Real de la recién fundada nueva monarquía de todos los territorios de España. Sería Felipe II el que fundaria el Panteón Real en el Monasterio de El Escorial, pero se respetaría siempre el deseo de Los Reyes Católicos y de su hija Juana I de Castilla y de Felipe de Habsburgo, el hermoso, de permanecer para siempre en Granada.