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De la leyenda a la falta de datos
Enrique Delgado
La leyenda dice que fue la imagen que trajeron las tropas de Medina Sidonia para la conquista de Melilla en los últimos años del siglo XV. La historia nos indica que las tropas de Castilla portaban imágenes protectoras en las batallas. El mismo Gran Capitán llevaba una imagen del Niño Jesús en cada una de sus campañas. Por tanto, es una idea o hipótesis que no puede desacreditarse sin más. Su adcripción es más complicada, y creemos que no debe buscarse en Málaga, Granada o Sevilla, como plantea el historiador y doctor en Arte Sergio Ramírez, sino en Castilla, que es de donde procedía el grueso de las tropas de la conquista.
Afirma con razón que «esa teoría no se sustenta sobre documento alguno1«, pero tras leer con detenimiento su muy versado artículo sobre la talla, creemos que también se refuta con la misma ausencia de soporte documental. Tenemos que recurrir pues a la comparación, al descarte y a la analogía. No es una imagen románica (Cristo no está suspendido sobre la cruz, ni está clavado con 4 clavos). Tampoco es una talla barroca porque carece del profundo estudio anatómico corporal que caracteriza a esas imágenes. La disyuntiva ya solo la puede encuadrar entre el Gótico y el Renacimiento, o en el difuso espacio entre ambas, como afirma muy acertadamente el doctor Ramírez. No es posible refutar nada de lo que escribe, y creemos que acierta plénamente al datarla en el primer cuarto del siglo XVI, aunque eso la situaría fuera de la conquista, algo a lo que no renunciamos. Parece claro que es la imagen más antigua de Melilla.
El nombre también nos da alguna pista sobre su posible datación. La reliquia de la Vera Cruz era muy venerada a partir del regreso de los templarios y hospitalarios tras la pérdida definitiva de Tierra Santa en el siglo XIII, y se extendió y propagó en los siglos posteriores, al menos hasta el siglo XV. Se trataba de una conquista en tierra de sarracenos, por lo que sería muy apropiada una imagen. Hemos visto todas las imágenes propuesta por Sergio Ramírez de Granada y Málaga, y aunque hemos visto parecidos, no hemos hallado similitudes concluyente.
La división del Arte en periodos es moderna, y admite interpretaciones en las fronteras. En 1490 o en 1515 un artista no tenía demasiada idea sobre si era gótico o renacentista. La evolución de las escuelas y tradiciones era más lenta según en qué zona se encontraran. Al recordar y ver la imagen titular del Cristo del Mercado de Segovia (inicios del siglo XVI), que conocemos en persona, le hemos encontrado mayor similitud que las de las escuelas andaluzas. El arte castellano progresaba de modo distinto.
Nuestro Cristo ya no está suspendido, pero tampoco se desploma sobre la cruz. Tiene 3 clavos pero sus piernas caen rectas y su torso no se retuerce, como el de Lepanto. Todo en él son líneas rectas y armonía. No hay descomposión de la fugura y su rostro refleja placidez. El conjunto corporal no ofrece desequilibrio. No hay problema alguno en datarlo en 1490, tampoco en 1515. Podría ser de la escuela castellana. No es gótico, es renacentista. Hemos insistido ya en la pista italiana, apuntada y consolidada por Bravo Nieto. El Renacimiento empieza en Italia en el siglo XV.
La Virgen de Trápana, el Cristo de la Vera Cruz, en definitiva, y salvo prueba en contra, el Cristo de Estopiñán, de la conquista.
Notas: (1) Sergio Ramírez González. El triunfo de la melilla Barroca. Fundación Gaselec (2013)