No tengas por oración más provechosa aquella en que sintieres mayor consuelo; porque no siempre lo agradable es útil, ni siempre nocivo lo amargo; antes en el presente estado de la vida suele aprovechar lo amargo y dañar lo grato.
Ya escribí en otra ocasión, sobre el libro sin nombre y sin autor. De vez en cuando lo abro al azar, leo las dos páginas correspondientes, y busco en ellas un párrafo, un reflexión apropiada, algo con sentido, algo que no haya envejecido con el paso del tiempo. Dos páginas, no más, detenerse un instante y encontrar algo adecuado para ese momento, como lo que acabo de escribir. Tampoco hay que decir nada más, a veces no es necesario. Que cada cual lea lo escrito y cada uno sacará una consecuencia distinta. Debe ser así, porque se comparte el espacio, pero no siempre el tiempo. En un mismo espacio, hay 70 veces 7 historias y momentos distintos, o tantas como personas nos rodean.
Cualquier lectura de este tipo por breve que sea siempre es aconsejable para detenerse un poco. Yo tengo siempre cerca el rezo de la Corona Dolorosa. Es el Rosario de los Siete Dolores de la Virgen. Es algo muy vinculado a la Orden de Siervos (Servitas). A la que yo me siento muy unida. Algún día escribiré sobre ella.
El quinto dolor dice así:
María junto a la Cruz.
«Junto a la cruz de Jesús estaba de pie su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien El amaba, Jesús le dijo: Mujer, ahí tienes a tu hijo» (Jn. 19,25-26).
» el quinto dolor fue de congoja y aflicción, por ver morir a su hijo en la cruz, cuán llena de afanes estaría la dolorida madre, en ejecución de tan inicua sentencia: miraba de su hijo, nuestro Dios, los pies y las manos, pasados con duros clavos, desamparados no sólo de los apóstoles, sino también de todo consuelo sensitivo. Oyó sus palabras tan sentidas, y el clamor grande con que murió; dando permiso para que, después de muerto le abriesen con una lanza cruel el costado».
La Corona Dolorosa comenzó a recitárse en 1640, en un convento de Bolonia. Desde entonces se extendió a toda la orden. Actualmente es genuina de la Orden de Siervos y está destinada a fomentar la vida de oración y meditación de los seglares terciarios servitas.
Las devociones tan específicas, como la de la conora dolorosa, la de la llaga del hombre derecho, la del 5º o 7º dolor, son muy llamativas y dignas de estudios. Hay tantas como la imaginación humana permite. Cada cual debe buscar su modo y su propio camino. ¿Son eficaces?. Eso debe decirlo cada uno. Es un mundo sorprendente, que La Iglesia sabe aprovechar bastante bien.