Luces que arden donde casi nadie puede verlas. Visitantes que entran desde casi cualquier parte del mundo y a los que nunca conoceremos. Se ha conseguido algo importante con este espacio, el de la capilla de Juan el Bautista, y es que esté ajeno al ruido. Aquí se escribe para muy pocas personas, para muy pocos visitantes y aunque por su estructura y contenidos parezca un espacio de Fe, no lo es. Se utilizan imágenes y textos religiosos, porque sirven de guía, de hilo conductor, pero este espacio está muy alejado de lo que suele ser la religiosidad oficial. En otros tiempos, aunque en este también, seríamos catalogados como heréticos o heterodoxos, que viene a ser lo mismo. Casi nunca está sin visitas, y se mantiene en un lento goteo, que se incrementa con las entradas. No he acertado ni consigo darle un ritmo constante o una continuidad. Sin embargo, cuando se escribe, las entradas se dejan notar, aunque casi nadie interviene en ellas. El primer día, en la primera entrada, escribí que sería un lugar distinto, que solo hallaría aquel que estuviese buscando algo distinto, que no sería un reclamo para nada. Se busca, eso sí, algo nuevo. Una reflexión, un espiritualidad distinta, ajena a los códigos doctrinales, sean cuales sean. Todo lo que se escribe, alguien lo acaba leyendo, más tarde o más temprano. En Este lugar no se pretende nada. Solo en un sitio donde detenerse un instante, en donde esperar hasta que la luz o las señales vuelvan a estar claras. Es un lugar al que regresar, para volver a empezar, cuando sea necesario.
El santuario de Juan El Bautista
10 lunes Jun 2013
Posted reflexión
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Me ha recordado al leerlo las palabras del evangelio, cuando dice….todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Me alegro que se consolide este espacio que creastes y que pronto cumplirá un año. Un lugar diferente. Te animo a seguir escribiendo en el.
Me suena mejor como una orden de Jesús: ¡Pedíd y recibiréis…,
No siempre es fácil escribir aquí, y no es fácil encontrar el ritmo de publicación adecuado. Es una senda demasiado estrecha y también quise dejar de estar pendiente del estrés y de la tensión que generan las visitas y las entradas.
Algún día abandonaremos todo, y quizá solo quedará esto. Todo debe tener un final. Las cosas cumplen etapas.
No se cuál son tus propósitos e intenciones, pero si sólo queda esto será buena señal.
Sabes que me gusta esta línea de publicaciones y temas. Te animo a que sigas escribiendo. Además, hay tanto que abarcar en este ámbito. El hilo conductor como lo has denominado. Es percibir las cosas de modo diferente.
El mundo está necesitado de estos temas. No es huir de la realidad, es buscar algo diferente, más cercano y humano. Es fomentar el silencio, tan necesario. Vivimos demasiado dispersos.
También el que escucha diga: Ven. Y el que tenga sed, venga y el que quiera, tome gratis el agua de la vida. Apocalipsis 22, 16.
Pero también vendrán muchos falsos profetas y confundirán a las personas y crearán mayor desconcierto, y será difícil hacerse distinguir en medio de todo eso.
Pero la verdad prevalece. Podrán llevar, entonces, una vida espiritual sin necesidad de que sea religiosa. O ambas.
Lo importante es que no te apartes de esta senda, escribir estos temas es bonito tambien. La gente es reticente a reconocer que le gustan estas cosas, y luego las leen. Creeme. El ser humano está muy necesitado de paz, venga de donde venga.
Una simple pintura, una composición musical, un texto, en cosas sencillas puedes encontrarla.
Pronto será el día de San Juan.
Hola Cruz de Malta y Hospitalario.
Tuve que esperar que fuese noche oscura, para salir sin ser notada.
Sabía que habīa pasadizos comunicantes entre las entradas, pero no sabía que había capilla y que había que pasar por las catacumbas para llegar.
Pues si hasta ahora me sentía como un personaje de novela de Millás viviendo en mi mundo y en otro paralelo, a partir de ahora no sé…
Mira que me he preguntado veces cómo es posible que no viese el águila de la bandera, y ahora ya sé por qué: no la hubiese mandado, y a partir de ahí me hubiese hecho un lío de cuidado…
Me ha pasado una cosa rarísima hoy. Viendo todos días Cruz de Malta y Hospitalario, y hasta esta mañana y en una conversación ajena a todo esto (no se lo he contado a nadie) no me he acordado que tengo escondidas en un cajón desde hace muchos años dos insignias: una antigua de sanidad militar de Defensa, con águila y una cruz roja, y otra redonda con la Cruz de Malta y una inscripción alrededor: Damas Auxiliares de Sanidad Militar. No entiendo como he podido no acordarme.
Otro día quizà diga algo de Santo Tomás.
Yo no me atrevo con el «aquinate». Mi recelo hacia él es profundo. Es al ùnico al que no he logrado ver de otro modo.
No sé apenas nada de Tomás.
El otro día, al desempolvar un libro con pequeñas historias sobre mística de Antony De Mello, una decía que Tomas de Aquino de Pronto, un día dejó de escribir. Cuando se quejaban de que su obra estaba sin concluir, les contó: hace unos meses celebrando la liturgia, experimenté algo de lo Divino. Aquel día perdí todas las ganas que tenía de escribir. En realidad, todo lo que he escrito acerca de Dios me parece ahora como si no fuera más que paja.
Y dice De Mello ¿Como puede ser de otra manera cuando el intelectual se hace místico?
Algo así tenía yo en la cabeza cuando unos días antes te dije en un comentario:sucumbir a la realidad es otro camino, aunque quizá no para tí, o no en este momento.
De todos formas, mucho mejor si se puede compaginar con seguir En Lucha.
La angustia y la duda nos acompañarán siempre. Todavía no es hora de abandonar y sucumbir. Nos esperan nuevas pruebas. No hemos llegado hasta aquí para abandonar ahora. Reflexionamos en presente, de modo abierto y al instante y aunque es más duro, es también más gratificante.
Cuanta fuerza tienes. Me siento muy triste con solo una pequeña luz de no resignarme.
¿Puedo decir lo que quiera?
Prueba a ver. Hasta ahora estás diciendo aquello que quieres decir. Poca, pero aquí entra gente y lee. Di aquello que quieres decir y luego veremos. Tu mail es el que figura en la ficha que rellenas?. Lo digo por si debo darte alguna recomendación interna.
Hay dos partes, mística y guerrera, por decirlo de alguna manera, que no integro.
Me produce sentimientos contradictorios. Más variadas incapacidades.
Solo tengo un correo.
Escribe lo que quieras y muestra tu dualidad, presente en cualquiera de nosotros. No veo mal en manifestarlo. No es lo mismo esa dualidad que la doble cara, o la moral paralela presente en otras muchas personas.
No es tanta mi fuerza. Mientras arda la llama, aunque sea débil es suficiente. Nadie puede con todo. Cuesta mucho mantenerse, mas de lo que puedo llegar a manifestar.
Tan importante como parar a tiempo, es el momento del reinicio. Las señales empiezan a estar claras, y en todos lados me estoy encontrando con San Miguel, el protector contra el diablo y sus asechanzas. Casi con seguridad que volveremos a la acrividad desde este capilla y el tema ya está elegido.
San Miguel, protege de las tentaciones del demonio. Interesante tema.
El alma nace sencilla e inocente y movida por el instinto de felicidad, se inclina hacia lo que le regocija y así se deja seducir por los bienes mundanos, y se pierde si no tiene una señal o guía.
El poema de Dante, La Divina Comedia, no trataba tanto del sufrimiento del infierno como del poder del alma humana para afrontar cualquier desafío, por amedrentador que este sea.
Acudiré otra vez a San Juan de la Cruz para decir como voy por el camino:
«Sin otra luz ni guía
Sino la que en el corazón ardía»
El Infierno de Dante lo leí hace muchísimo, en mi adolescencia (no es por tirarme faroles, no es mi natural) Era la época aquella de siempre la culpa, la culpa, el infierno, el pecado.
Me has dado la idea, Cruz de Malta, de que sería curioso leer El Cielo ahora. Si lo piensas, casi nadie háblal de él, y eso me extraña.
En el Canto 32, lo explica muy bien.
Resulta sorprendente que después de varios siglos, un poema épico de estas características con un tema tan inquietante como el del infierno, pueda ser actualidad.
Ya lo escribió Baudelaire, apreciada Cruz de Malta: «el más bello de los ardides del diablo es convencernos de que no existe». Regresaremos por ahí, estimada amiga. Ahora sí está claro, al menos eso.
Nunca he creído en el diablo.
He venido a meditar un rato a la capilla, y a decirle a Hospitalario que todos los días le pongo una vela.
Te lo agradezco.
No había reparado en eso. La verdad es que la magnitud del mundo nos impide reparar en todo. Mi sospecha es que orientan el pensamiento de la mayoría de la gente, hacia determinados lugares. Hay olvidos o recuerdos que no son casuales. Los best sellers de modo son una prueba de ello.
El pensamiento libre existente, no viaja en esas lìneas de alta velocidad.