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Con un ojo durmiendo, con otro velando y viendo

    El uso de la electricidad es muy reciente, durante siglos o milenios, la humanidad se alumbró en la oscuridad con la luz de las velas y de las antorchas. Por este motivo los refranes y dicho sobre las velas la propia acción de velar son cientos.

      La luz de las  velas enseña muchas cosas y se pueden observar decenas de matices y realizar diferentes composiciones. Nunca alumbra igual una vela y su llama no se extingue hasta el final, pese a su aparente debilidad. No es fácil apagar una vela con el aire o soplando sobre ella. Para poder apagarlas se  diseñó un instrumento llamado apagavelas. Las metáforas y parábolas que pueden escribirse sobre su luz y las comparaciones con la vida y acciones humanas son tantas, como la imaginación y la habilidad en la escritura permitan.

          A veces, la única acción posible es la de mantener la llama encendida, lo que requiere mucha atención y una vigilancia constante. Una vela debe ser sustituida por otra, de modo que esa acción llega a ser  todo el objetivo. Que la llama siga encendida, que nada apague la vela, colocarlas en el lugar correcto, mantenerlas y sustituirlas. Ahora mismo, éste es todo nuestro objetivo.