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             La imagen o advocación de Ntra. Sra. del Sagrado Corazón surge de una sueño del sacerdote francés, Julio Chevalier, en 1857, y de su compañero Emile Maugenest. En 1864 se termina la basílica de Nuestra Señora del Sagrado Corazón en Issoudun. La visión de la Virgen madre amparando a su hijo con los brazos, imagen original de Issoudun, causó una gran conmoción en La Iglesia de su época, tanta, que estuvo a punto de ser rechazada por herejía. Tras las oportunas explicaciones se autorizará la imagen, pero no se volverá a reproducir más. Todas las posteriores presentan al niño entre los brazos de su madre, y en una posición preponderante. Quizá los sacerdotes intuyeron que antes de cualquier relación o revelación de divinidad, lo primero que existió fue la relación madre-hijo.  En la actualidad, se la representa con el niño en brazos, sin otros exornos que no sean la corona, y muchas veces sin ella, como es el caso del santuario de Madrid, situado en la avenida de Pío XII.

                                       La Asociación en España y Melilla

           La penetración en España se realiza a través de Barcelona en 1882, y a lo largo del siglo XX se irán estableciendo en otras ciudades, sobre todo después de que en 1946 se erija la provincia canónica de los MSC (Misioneros del Sagrado Corazón). En Melilla llegará la imagen en la década de 1960, y se establecerá la archicofradía en la parroquia Castrense de Melilla, teniendo una aceptable notoriedad y raigambre. Tras las crisis de 1974, que llevó a la desaparición de la Semana Santa de Melilla, desaparecieron todas las cofradías creadas desde 1941. En la actualidad la imagen puede verse en la capilla auxiliar, de la parroquia Castrense.

             Además de la oración del «Acordáos», modificaca en el Concilio Vaticano II por la de «Acuérdate», debe decirse, en algún momento del día una breve jaculatoria: Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros.

                                         La oración del Acordáos

              Esta oración, una de las señas de identidad de esta Asociación, parece tener una clara inspiración en el rezo, del mismo nombre, de San Bernardo de ClaravalAcordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido abandonado de ti. Animado con esta confianza, a ti también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. No deseches mis humildes súplicas, oh Madre del Verbo divino, antes bien, escúchalas y acógelas benignamente. Amén.

                                        Acordáos, oración de los MSC

       ACORDAOS, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, del inefable poder que vuestro Hijo divino os ha dado sobre su Corazón adorable. Llenos de confianza en vuestros merecimientos, acudimos a implorar vuestra protección. ¡Oh celeste Tesorera del Corazón de Jesús, de ese Corazón que es el manantial inagotable de todas las gracias, y el que podéis abrir a vuestro gusto para derramar sobre los hombres todos los tesoros de amor y de misericordia, de luz y de salvación que encierra! Concedednos, os lo suplicamos, los favores que solicitamos.

No, no podemos recibir de Vos desaire alguno, y puesto que sois nuestra Madre, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, acoged favorablemente nuestros ruegos y dignaos atenderlos. ¡Así sea! ¡Ntra. Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros!