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Canonización del obispo de Málaga, Manuel González
En su larga trayectoria como sacerdote y obispo, Manuel González, fue también obispo de Huelva y de Palencia. Ambos destinos son el Alfa y el Omega de quien es conocido, sobre todo, por ser obispo de Málaga, ciudad a la que llegó como obispo auxiliar en 1915, con el nombramiento de Obispo de Olimpo. En la Diócesis de Málaga se mantuvo hasta que una revuelta social en mayo de 1931, le expulsó de palacio Episcopal. Siguió haciendo efectiva su dirección de la Diócesis malacitana hasta 1935, pero desde Gibraltar y finalmente Madrid. También ejerció el cargo de senador en 1918.
Su nombre está vinculado a Melilla por diversas razones, la principal por la inauguración del templo del Sagrado Corazón en mayo de 1918. Con ocasión del episodio histórico conocido como Desastre de Annual, se desplazó hasta nuestra ciudad en el mes de agosto, y se mantuvo en Melilla por largo tiempo. La Navidad de 1921 también la pasó en Melilla, ciudad que visitó en muchas ocasiones, en su largo pontificado.
El Vicario Roberto Rojo en Roma
Málaga lo considera su obispo por diversas razones, aunque esté enterrado en la catedral de Palencia, destino que ejerció desde 1935, hasta 1940, fecha de su fallecimiento. Este es el motivo por el cual la Diócesis de Málaga ha enviado una amplia delegación a Roma, ciudad en la que confluyen todos los caminos, en lo que a santidad, gloria y perdón se refiere.
El Vicario Episcopal de Melilla, Roberto Rojo, ha acompañado a la delegación de la Diócesis de Málaga, en la que está incardinado desde 1989, por decisión del Obispo Jesús Catalá. La Iglesia de Roma ha decidido otorgar la categoría de santo a un obispo de amplia obra fundacional, entre las que destacan las Hermanas Eucarísticas de Nazaret; y teológica, pero de claro compromiso con el alzamiento franquista en 1936. Su etapa final en la ciudad palentina presenta su perfil más cuestionado. Nunca habrá nadie a salvo de controversias.
La Iglesia ha preferido la santificación de Manuel González, antes que la de los obispos mártires de Guadix y Almería, Manuel Medina Olmos y Diego Ventaja Milán. Ambos fueron asesinados en el Barraco del Chisme, en la localidad almeriense de Vicar. Málaga tiene otro obispo y cardenal en la lista de espera de la santidad, que es Herrera Oria, que también viajó en numerosas ocasiones a nuestra ciudad. Ángel Herrera Oria fue periodista, jurista y político español, antes que sacerdote, obispo y cardenal de la Iglesia Católica.
En cada momento, en cada persona que se envía a los altares, La Iglesia busca un perfil determinado, que no siempre puede coincidir con el parecer de los tiempos. En cualquier caso, para Málaga es una gran jornada, y algunas iglesias de la capital cambiarán en breve su advocación, que pasará a ser la de San Manuel González. En la catedral de Palencia le espera la bendición de una estatua de bronce.
Para el Vicario episcopal también ha sido una gran jornada, en la que apenas ha estado a unos metros del Papa Francisco I, junto con el resto de expedición malacitana. Después de las tribulaciones de los últimos meses, es una gran recompensa asistir a una canonización en Roma, y dejar reposar el espíritu en la contemplación de los monumentos, plazas y bellísimos templos de la inmortal capital de Italia.
Nota: Entrada nº 200
Me produce una enorme satisfacción comprobar que Monseñor Catalá, Obispo de Málaga, haya tenido el acierto de invitar a don Roberto Rojo, Vicario Episcopal y Arcipreste de Melilla, a los fastos de la canonización de Don Manuel González. No en vano, el Vicario de Melilla es a la vez párroco del Sagrado Corazón, iglesia que, como muy bien indica el administrador de esta página, fue inaugurada por el entonces Obispo de Málaga y titular honorífico de la sede de Olimpo.
Creo recordar haber leído en algún documento que Don Manuel González CONSAGRÓ la nueva parroquia de Melilla con la advocación de Ntra. Sra. de la Concepción y Sagrado Corazón. Sirva como prueba el encabezamiento de la partidas sacramentales en los libros parroquiales.
Y es en base a esa nueva denominación, por la que Don Manuel González deja su huella en la ciudad. Primero con el traslado del Santísimo desde la iglesia del Pueblo hasta el Sagrado Corazón, haciéndose acompañar por el ahora Venerable Tuburcio Arnáiz, sacerdote jesuita de gran predicamento y fama de santidad, y por los responsables de la Adoración Nocturna de varios pueblos de la provincia de Málaga.
Segundo, como prueba del afecto a la neva parroquia, regalaría un magnífico copón de oro, que ha llegado hasta nuestros días, preciosa alegoría del culto a la Eucaristía, y en el que aparece la imagen del Corazón de Jesús, bajo un templete y columnas, sobre el que campea la Limpia e Inmaculada Concepción.
El día de la Virgen de la Victoria, poco antes de comenzar la Eucaristía, sentí el enorme privilegio de verme agraciado con la pregunta de Don Roberto, y poder afirmar con gozo, ser ese el copón regalado por San Manuel González. Copón que, estoy seguro, será mostrado en próximos días como objeto de veneración y reliquia indubitable del amor de un obispo de Málaga hacia la ciudad de Melilla.
Además de ser el artífice y promotor de la presencia del órgano monumental de esa misma iglesia.
Templo que nos sigue mostrando sobre los arcos de su nave central simbólicas alegorías a la Eucaristía, como recuerdo y perenne homenaje a quién quiso ser «Obispo de los sagrarios abandonados». ¡98 años después!
Un gran e interesante comentario, Imparcial.
Hospitalario, un bonito reportaje que muy bien podrías haberlo realizado como Jefe de Prensa de la Vicaría. ¿Sueño?
Sí sueñas, hermano y amigo, porque las cosas no funcionan como nosotros quisiéramos. Hemos hecho lo que debíamos, y nuestra recompensa será interior y ante los ojos de Dios. Mucha gente nos ha visto y leído, y nos lo agradecerán siempre. Eso será todo, y es más de lo que muchos jamás alcanzarán. Al final hemos sido nosotros, los que hemos colocado al Vicario en el lugar que merecía. Ha sido la voluntad de Dios.
Me recuerdas a Don José Carretero, Vicario Episcopal y Arcipreste, que publicaba en la prensa local artículos enjundiosos titulados «Los sueños del Vicario». Creo que el obispado lo publicó a su muerte.
Por lo demás, nunca esperé nada, porque lo tengo todo. Incluso MUCHOS MAS AMIGOS.