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cristo de la paz, Dolores, el flagelado, jueves santo en melilla, pasos y semana santa, Virgen de Los Dolores, virgen del mayor dolor
Preguntarse por la evolución y destino final de la semana santa no tiene sentido en la mayor parte de las ciudades españolas, pero sí en Melilla. Las primeras procesiones salieron como tales a partir de 1940. Hasta esa fecha, todos los actos se celebran dentro de los templos que fueron surgiendo tras la expansión de la ciudad, y con anterioridad solo en la ciudad vieja o Pueblo, y en recorridos muy cortos. Esta primera época de desfiles procesionales y cofradías duró exactamente 35 años, gasta la suspensión total de 1974. La segunda refundación de la semana santa melillense se produce a partir de 1980, y alcanza ya casi 40 años de existencia. Se vive una lenta decadencia en cuanto a asistencia y participación, pero se mantiene intacta en lo esencial. Hay elementos que deberán concentrarse más, para asegurar la supervivencia del conjunto. Son necesarias reformas y planificaciones, que de momento nadie se atreve a poner sobre la mesa, ni a ponerles nombre.
Pensamientos en Jueves Santo
Pasear por la calles del centro de la ciudad durante las procesiones deja siempre un sensación ambivalente y contrapuesta. Dulce y amarga a la vez. Se ve gente nueva, la felicidad de los niños en sus primeras procesiones, el esfuerzo de los costaleros y portadores de tronos, la mezcla completa de hombre y mujeres en los varales, entre los nazarenos, e incluso al frente de alguna cofradía. A la vez surge ante los ojos una extensión inmensa, la de las calles, imposible de llenar, porque ya no hay más público. Está presente toda la gente que hay en la ciudad y que puede y quiere asistir, o ver pasar, los tronos y los palios.
El Cautivo siempre acude a su cita, imperturbable desde su trono y con la mayor afluencia de público posible tras sus pasos fijos en el trono que lo porta. Solo la virgen de los Dolores, la Soledad de siempre, la del Pueblo, la de Melilla la Vieja, le iguala en numerosa compañía. Uno el jueves, la otra el viernes. Cada uno preferirá un lugar distinto para verlas y retener las imágenes. La compañera del Cautivo es el Rocío, que en los tiempos que corren, y dado lo ajustado del número de portadores, debería limitar su presencia al domingo de Resurrección. La efectividad que se conseguiría con esto sería mucho mayor, pues las personas que se dividen entrambos trono y palio, se juntaría detrás de solo uno, y la banda de música acompañaría a ambos.
La virgen del Jueves Santo melillense debería ser la de Ntra. Sra. del Mayor Dolor de Batería Jota, que va también acompañada por el trono del Flagelado, acompañados por su banda de música y público. Esta cofradía, la de La Flagelación, porta 5 pasos a lo largo de toda la semana (domingo, jueves y domingo), y es la que tiene un recorrido más largo, pues aparte del oficial, recorre el camino de descenso y ascenso hasta y desde su casa de hermandad. No hacen traslados, solo recorrido puro y duro hasta el Gólgota de la Medalla Milagrosa.
Dolores siempre reina en viernes
La disyuntiva estará siempre entre fe y espectáculo en el sentido más rico de la palabra, siendo casi imposible trazar una separación entre ambas categorías. En el viernes santo de Melilla hay una virgen espectacular, que es la Soledad, con un recorrido muy concentrado y vistoso. Este es motivo por el que esta cofradía nunca ha tenido problemas para portar los tronos. Solo dos salidas, jueves y viernes, con un único paso cada. El resto de las cofradías procesionan entre dos y tres veces a lo largo de la semana, sacando un mínimo de dos pasos en cada ocasión. No hay cofrades suficientes para tanto. La única fórmula posible para una supervivencia es esta, porque en un futuro próximo todo se agudizará. Las procesiones de lunes y martes tiene escaso público. Los desfiles procesionales deberán concentrarse entre miércoles y viernes, dejando aparte ambos domingos que tienen su propia idiosincrasia. El lunes y martes santo debe quedar para actos litúrgicos en los templos.