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Patriarcado Ecuménico de Constantinopla

             Mehmet II Fatih, conquistador de Constantinopla en 1453, mantuvo el Patriarcado Ecuménico Ortodoxo en la ciudad, en algunas de las iglesias originales cristianas, como la de los Santos Apóstoles. En la actualidad,  Su Toda Santidad Bartolomé I, rige el destino espiritual de los cristianos ortodoxos que todavía se asientan en la ciudad, desde el barrio estambulí de Fanar, que albergó a casi todos los griegos que se quedaron en la Constantinopla tras la caída de la ciudad. Eso sí, desde el primer momento les fue arrebatada la gran catedral de Santa Sofía, y a lo largo de los siglos todas las demás iglesias y monasterios.

             La liturgia bizantina se rige por el calendario ortodoxo, que tiene una semana de diferencia con respecto al calendario litúrgico latino o romano. Por tanto, hoy 7 de junio se celebra en el Oriente ortodoxo, la festividad de Pentecostés, o momento en el que los apóstoles recibieron al Espíritu Santo y comenzaron su labor de misión y propagación del mensaje de Cristo.

               A diferencia de lo ocurrido en Granada (1492) en donde las Capitulaciones se convirtieron en papel mojado en apenas 10 años, el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla se mantiene en Estambul desde 1453, no así la población  griega, que fue objeto de persecuciones y pógromos. El epílogo de la población griega de Estambul se produjo en la década de 1950, cuando los comercios y viviendas griegas fueron asaltadas por los estambulíes. Esto es narrado por el premio nobel turco Orham Pamuk, en su obra sobre la capital histórica de Turquía.

               El Patriarcado Ecuménico de Constantinopla tiene un gran prestigio en el ámbito moral y religioso, y es equivalente y tan antiguo como el de Roma. No en vano, los tres últimos pontífices romanos (Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco I) han buscado acercamientos con el Patriarcado de Constantinopla, y los dos últimos han estado en la antigua catedral de Santa Sofía. Es muy importante para el cristianismo oriental su permanencia en la antigua capital bizantina, que fuera «luz de Europa», en la ciudad consagrada a la Virgen María, la Θεοτόκος o Madre de Dios.

               El fundador del Estado Turco Mustafa Kemal Atatürk, declaró la laicidad de la República de Turquía, y devolvió a la condición de museos, a algunas de las antiguas iglesias bizantinas, como Santa Sofía, Santa Irene y San Salvador de Chora.