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Nazareno, Melilla

«La mies es abundante y los obreros pocos». ¡Poneos en camino!. Mirad que os mando como corderos entre lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; ni os detengáis a saludar a nadie por el camino. Lucas 10, 1-4

Este es el trabajo que espera, incesante, con poco descanso. Sin esperar demasiada comprensión, parando solamente en los lugares en donde haya alguien dispuesto a recibirnos, aceptando la ocasional y desinteresada ayuda que nos ofrezcan, que siempre existe y que siempre se encuentra. Nunca habrá exceso de gente presta a echar una mano. El individualismo impera por todos lados. Los lobos estarán siempre al acecho, mirando cada paso que demos y esperando el error. Ir de un lugar a otro, no darse tregua y al final quedará la obra realizada. El ejemplo se abrirá paso, aunque también se vea imperar el mal y la oscuridad por todos lados. Hay dos mundos que coexisten, el de la luz y el de la sombra. Son paralelos y también se entremezclan. No son los mismo, pero están cercanos, y uno siempre al acecho del otro. No podemos aspirar a ser entendidos. La cruz y el calvario marcan la senda. Caer y volver a levantarse, pero intentando no desviarnos del camino, o volver a él lo antes posible. Un Papa, Benedicto XVI, acaba de anunciar su retirada, asediado por los lobos.