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No te extrañes que te diga: Os es preciso nacer de nuevo. El viento sopla donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene y a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu. Juan 3, 7-9
No sabemos a dónde nos conducen nuestros pasos. La vida no se detiene. Cualquier acontecimiento que se nos presente, cualquier cosa que hagamos, estará rodeado por la incertidumbre, salvo lo que está en el interior de nosotros. Confiar en los sentimientos y en la voluntad. Cuando la duda se hace presente debemos asirnos a lo que mora en el interior, aferrarnos al espíritu. Esperar hasta que la tiniebla se disuelva, del mismo modo en que la oscuridad de la noche se desvanece con el Sol, y estar preparados para cuando vuelva a ocultarse. Detenerse frente la luz interior del ser humano, fijar la mirada en la tenue llamarada de la vela. El tiempo no puede adelantarse. A nadie le ha sido dada la facultad de conocer lo que está por delante de él.
La creación precisa del silencio. del interior y del externo.
Vivimos con un temor a lo incierto. Tratamos y nos empeñamos en controlar la incertidumbre propia de la existencia. Pero la vida hay que vivirla, sin más, porque se nos escapa de las manos. No está en nosotros. Nuestra voluntad puede ser una y desmoronarse en pocos segundos. No somos dueños de casi nada,en solo un momento, cualquier acontecimiento, una noticia, alguien ajeno a nosotros puede alterarnos. Como tu has dicho, lo único que queda es aferrarse al espiritu y valor para plantarle cara al día a día.
Pero todo pasará. He llegado a la conclusión que si vivo planificando es peor. La vida es descubrir,es un misterio, la gran incognita de porqué ocurren las cosas y cómo. Nunca se sabe.
Reflexiones. Pensamientos en el silencio.