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- Sagrado Corazón, imágen titular
- Ecce Homo, Melilla La Vieja
- Centro Asistencial, capilla
Volver una vez tras otra al mismo lugar y observar cosas distintas en cada ocasión. Nunca se repiten las imágenes ni los instantes. No siempre se percibe algo. Volvemos a un lugar, o a releer una página de un libro, en una búsqueda distinta. Necesitamos señales de modo constante, por pequeñas que sean. Quizá siempre estén ahí, pero no siempre estamos en conexión con esa débil sintonía en la que la señal se emite. Una y otra vez necesitamos esa confirmación, ese leve soplo. Cuando no está, sobreviene el desamparo. La excesiva luz impide a veces el avance, porque difumina los contornos y hace desaparecer los matices. Es necesaria la luz, pero no una luz cualquiera. Los mejores ejemplos pasan casi siempre desapercibidos. Las luchas mas intensas se producen en el silencio, lejos de las miradas.
Lo que se nos ofrece de modo continuo por todos los canales y medios de comunicación posible, suele ser falso. Cuando la luz es más intensa y ciega, se produce el espejismo. Buscamos la luz tenue que muestra, dibuja y hace percibir las cosas tal y como son. La gente huye del silencio porque le teme. El ruido inunda las calles y nuestras relaciones. La luz intensa puede ser engañosa, porque pretende que nos fijemos en algo y no percatemos de lo que está cerca, en las inmediaciones. Hay que huir siempre del foco que busca concentrar nuestra vista sobre algo determinado.
En la penumbra, casi en soledad, con luz clara que hacer ver todo, un mismo lugar parece algo distinto. Nos fijamos en aquello que no habíamos en otras ocasiones. Lo que no busca el reconocimiento de nadie, suele ser lo más hermoso. Esta capilla no pretende nada. Está a la vista, pero oculta para casi todos. Aunque no escriba nada en ella (todavía no he conseguido ajustar una frecuencia adecuada), siempre hay alguien que la visita, que entra y sale de ella en silencio. No suele haber casi comentarios, casi ni siquiera míos y ese estado, casi tan cercano al silencio y la soledad, es lo que se busca y lo que resulta útil. Está alejada de casi toda distracción.
Y sin embargo, de repente, las señales son potentes y claras. Interpretar qué quieren decirnos o mostrarnos, es lo difícil. A veces, cuando estamos más aturdidos y a oscuras, llegan. Quizá solo quieren decir que aquello o quien está pendiente de nosotros, sigue de cerca nuestro camino.
Alguien nos espera, junto al camino, o cerca. No estamos solos, aunque no lo parezca. La constancia es no abandonar.