- Velas votivas
- Protección de niños
Siempre arden velas en algún lugar recóndito y escondido, en donde pasan más desapercibidas. Me gusta pensar que cuando estoy lejos de allí, y todo está a oscuras, las suaves llamas de las velas titilan en la oscuridad. De todos los días, suelo preferir los nublados, porque la luz se deja notar de un modo más evidente. A lo largo del día prefiero las últimas horas de la tarde, cuando la luz solar declina y la llama de la vela es más fuerte, o parece serlo. No siempre ilumina de igual modo la misma luz, pero la vela produce un calor suave y la cera, aunque caiga sobre la piel no llega a quemar nunca. Me gustan probar distintos efectos luminosos con la luz de las velas, pero hay días, como este, en el que sin buscarlo se produce un efecto especial. Esa mañana, en la capilla de San Nicolás, con un cielo completamente nublado, obtuve unos juegos de luces distintos a los habituales. Todas las semanas coloco las velas, con intenciones diferentes. Siempre hay personas a las que dedicarle esas velas votivas, y sé que durante tres o cuatro días esas llamas alimentarán y titilarán bajo esas intenciones. San Nicolás es invocado como protector de mujeres y de niños. En este caso, las intenciones de las velas cuadraron perfectamente con esa especial protección que otorga San Nicolás. Me gusta que siempre haya velas ardiendo. Las necesidades cambian cada semana. La lista de personas a las que dedicar un instante de protección aumenta de modo considerable, sobre todo mujeres y niños. Lo hago de modo constante y no solo aquí.
Buen motivo para volver aquí.
Te ánimo a no dejar de hacerlo.Gracias
Si, siempre hay un número de personas a las que uno dedica protección o lo intenta, aunque no sea correspondido. No debe importarnos, las cosas se hacen de corazón, siempre sin esperar nada , en ello está la grandeza del ser humano.
Yo gozo de protección. No sabría explicarlo. Es tan grande que intento cubrir con un manto de ella a mi familia. Sólo deseo que Dios me la conceda siempre. Es la única forma. Sí uno recibe tanto, tiene que dar a los demás.
Siempre estamos necesitados de protección, y también debemos ofrecerla. No solo a la propia familia, algo que es obligado, sino también al entorno más cercano, incluso a aquellos que parecen rechazar toda protección.
A veces personas del entorno más cercano son consideradas como familia también.
Mis oraciones e intenciones son constantes, y por un número cada vez mayor de personas.
No creo que haya quienes rechazan toda protección. El mundo la necesita, nos
valemos unos de otros. Qué sería de la humanidad sin la solidaridad y los valores. Sin tender una mano a alguien que en algún momento puede encontrarse hundido, ofrecerle consuelo o unas palabras de apoyo. Simplemente compartir su dolor en silencio.
Mañana, 21 de Noviembre, se celebra la onomástica de la sagrada advocación de Nuestra Señora de la Piedad, Madre de la Iglesia. Me gusta especialmente esta Virgen, sus numerosas representaciones y su nombre. Visitaré como otras veces la pequeña capilla donde permanece todo el año hasta su traslado. Magnífica obra de Palma Burgos.
http://www.lapiedad.org
La capilla está siendo redescubierta. Después de más de un año de escribir casi en estricta intimidad, para una media de 12 visitantes diarios, desde hace tres días se registra un mínimo de 50 entradas al día. Apenas escribe nadie, pero se empieza a contar con este lugar como algo diferente. No es fácil sacar adelante un blog de estas características. Quizá esto me obligue a dotarle de una frecuencia de escritura, que hasta ahora no tiene.
Yo siempre te animé a que lo hicieras y a que no lo abandonaras. Aquí hay muchas cosas que contar y que escribir. Historias de personas, de lugares. Se me ocurren varias.
Cada vez son más largas las ausencias. La guerra azota fuera con mucha dureza. No hay un momento de descanso ni de reposo. Hay muchas cosas a las que atender, y un asunto lleva a otro. Muchas cosas que dejar escritas. Cada vez hay más gente desamparada.
A veces nos vemos envuelto en tesituras que nos permiten muy poco margen de maniobra. La vida discurre sin detenerse y sin esperar por nada, ni por nadie. Cuesta trabajo dominar los acontecimientos y no se dispone de tiempo para frenar y llevar a cabo aquello que debe hacerse.
Todo discurre deprisa, el tiempo nos devora. Apenas queda un momento al día para reflexionar y cuesta pararse a pensar en muchas cosas. Yo intento hacerlo todos los días. Sólo lo intento. Ahora llevo varios días detenida. Reflexiono.
Mi intención sería entrar aquí y no volver a salir en bastante tiempo. Sin embargo, la realidad del momento impone la situación inversa.
Obra según lo que tu conciencia te diga.
El dilema es intenso. Mi conciencia me dicta dos cosas opuestas. Mi intención y mi ánimo otra distinta. No es fácil para, ni tampoco decidirse.
Se suele poner en la balanza el corazón y la razón.
Suele ocurrir que la mente dice que no y el corazón que sí. Dilema. Por tanto que dicte la conciencia. Mi consejo, que no descuides este lugar y que concluyas eso que estas realizando.