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- Destellos en las luces
- Capilla en la tarde
- Clavado en la cruz
Mateo 6, 7-9 : Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imagina que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis.
En soledad, en penumbra absoluta, sin palabras, pues no hay necesidad de hablar, cuando se entra allí. ¿Qué se encuentra en este lugar?. ¡Nada!, ¡Todo!. Cada día es diferente. Especialmente me gustan las tardes lluviosas de invierno, con poca luz, con el único ruido de las gotas de lluvia. No va nadie, salvo alguna trabajadora del centro, o alguien que ocasionalmente acude. Pasear, no oír nada, estar solo frente a los propios pensamientos o a veces ni eso. Ante la ausencia de cualquier pensamiento, uno se distrae con cosas a las que jamás se prestaría atención. Pequeños detalles que cambian con el tiempo. Las frías y desnudas paredes no guardan la memoria de nadie, de nadie que estuviera allí antes que nosotros, no guardarán ni siquiera el menor rastro de la nuestra. He visto cambios que solo yo he recogido, y de los que apenas he podido dar cuenta. Mi obra allí es solo un 0,1% de todo lo que ha sucedido entre esas paredes. Es poco, pero al menos es algo. Nada de todo esto existía para mí antes de 2006.
Estamos clavados a nuestro destino, como a una cruz. No podemos bajarnos de ella. Nos acompaña siempre, con aciertos y errores. Hay momentos desesperantes y otros más llevaderos, pero ese es el camino, tanto el que hemos escogido, como aquel desde el que partimos al principio. Lo que escogemos es nuestro y no puede ser solo visto como una carga, pues es nuestro destino y parte de nuestra elección. Somos libres y escogemos. Aceptarlo también libera. La cruz es solo una señal.
Decir que estamos clavados a nuestro destino, como a una Cruz, es demasiado solemne y rotundo.
El destino no está escrito, cada uno se forja el suyo y en cualquier momento puede cambiarse, si se quiere, claro.
La desazón llega cuando se escoge un camino y pase lo que pase no se abandona aún existiendo alternativas.
Cuánta razón tienes Ego
Me ha gustado mucho esta entrada. Las sensaciones que transmite al leerla, hacen que apetezca ir a una Iglesia en horario de pocas visitas, simplemente a estar allí.
Yo siempre busco la visita en soledad. Busco ese efecto y estoy allí, durante un rato.
La señal de la Santa Cruz, puro sacrificio. Nadie concibe en los tiempos actuales que alguien se entregue y sacrifique de tal modo.
Tú los has dicho: en los tiempos actuales. En los tiempos actuales no se entiende nada, porque la cultura del «carpe diem» (disfruta el momento), se ha impuesto de modo inexorable. Nadie entiende de sacrificios ni de responsabilizarse de los propios actos, ni mucho menos de sacrificios, sean los que sean.
Yo no espero que se entienda nada, pero así nos va.
Es verdad que las religiones, sus dogmas y sus teologías están absolutamente obsoletas, por eso propongo algo nuevo, aunque solo escriba para mí mismo y apenas unos pocos/as.
La nueva religión del mundo no puede ser el dinero y el culto al becerro de oro. Incluso en el placer, en el disfrutar de las cosas, debe haber equilibrio y responsabilidad. Ni todo está permitido, ni todo es bueno, ni todo debe hacerse.
Todo el mundo es el bueno del sermón de la montaña, nadie escriba o fariseo. No veo a nadie que sienta remordimientos, ni contradicciones en su vida o actos. Todos juzgan pero nadie acepta opiniones contrarias. Nadie tiene dudas, todos hacen el bien y milagros pero «por los suyos». De los desamparados nadie se cuida ni les importan. Y si alguien hace algo por lo demás, ponen mucho empeño en que todo el mundo lo sepa.