Etiquetas
- Abside central
- El Espíritu
- San José
Nadie enciende una lámpara para taparla con una vasija o meterla debajo de una cama, la pone en el candelero para que los que entren vean la luz. Porque no hay nada oculto que no se haga manifiesto, ni nada escondido que no llegue a saberse y no salga a la luz. Lucas 8, 16-18
A veces hay que dejarse guiar por un texto, por una imagen, por cualquier otra cosa que nos saque del letargo. La advertencia de San Lucas es poderosa, de hecho la primera parte del texto es la frase escogida como lema en El Alminar de Melilla, bajo cuyo manto se encuentra éste. En aquel caen los rayos y aquí, todo lo que hay, está destilado. Nada traspasa desde allí a aquí, de hecho es esa la pretensión. El poder estar escondido, casi en el mismo lugar, pero sin ser visto. Hay cosas que se deciden y suceden a la vista de todos, y otras, casi la mayoría, pasan sin que nadie se percate de ellas.
Realmente esta no es la advertencia de San Lucas, aunque yo la llame así, pero es del propio Jesús, el Cristo. La versiones cambian algo entre cada evangelio y también con las traducciones. No es lo mismo que provenga de la versión griega, que sería directa, que de la latina, que ya sería una vía intermedia. Esto es solo en cuento a la lectura, porque la interpretación es otra cosa muy distinta, con decenas de vericuetos y de caminos muy diferenciados.
Existe hoy una tendencia a exponer todo, cualquier acontecimiento de la vida, en los muros y estelas de las redes sociales, pero en el fondo de todo se encuentra la soledad de las personas. Se expone y muestra todo para sentirse acompañado, pero aquello que aparenta comunicar, en realidad no lo hace. Nadie puede vivir la vida de otro. Yo prefiero transmitir ideas, sensaciones y que cada cual viva su vida, porque no puede ser de otra manera. La sobreexposición solo trae malas consecuencias, porque al final, de todo solo queda humo y cenizas. Lo que se muestra es tanto, que luego cuesta diferenciar lo que es verdad.
En este lugar, los cuervos no atacan a las palomas
¿Se puede ir a un mismo lugar, de modo constante, durante años, y obtener imágenes y sensaciones diferentes?. La respuesta es sí, porque todo cambia a nuestro alrededor.
Sí rotundo. Y se puede ir de modo constante también, no ver nunca nada diferente y un buen día sin saber cómo ni porqué descubrir algo que había pasado desapercibido. Porque no siempre se está receptivo y porque las señales, la visión de la vida también tiene su momento, muchas veces en consonancia con nuestro estado anímico o espiritual, depende de la cada persona.