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                    Cada mes tiene cuatro lunes y a San Nicolás se deben ir al menos tres de ellos. Hay que llegar andando desde un determinado punto, pues debe considerarse como una peregrinación.  No importa la hora ni el momento, con tal de que se haga con regularidad. Los templos que albergan alguna estatua de este santo oriental, deberían permanecer abiertos los lunes durante más tiempo del normal, para favorecer esta devoción popular. También hay que decir que La Iglesia lo retiró del catálogo de santos, aunque se mantiene su nombre en el santoral. Las imágenes de San Nicolás fueron retiradas de modo discreto y su campo de actuación fue siendo asumido por otros componentes del santoral, de los que hay menos dudas de su existencia histórica.

              San Nicolás, patrono de Grecia y Rusia era considerado protector  de futuras madres, de mujeres desamparadas, de niños, de marineros (en el Mediterráneo oriental), de caminantes y peregrinos, de personas en dificultades económicas, de víctimas de robos y de errores judiciales.

               Durante algún tiempo recopilé viejos librillos de novenas, de oraciones y estampas de San Nicolás, en donde se explican el tipo de oraciones que deben realizarse, y las diferencias en cada uno de los tres lunes. De todos los que pudieron llegar a existir en España, destacan el de San Nicolás de la parroquia homónima en Madrid, calle Atocha nº 58, y el de la parroquia de la Santísima Trinidad en Segovia. He encontrado imágenes del santo en diversos lugares de España, pero con indicios claros de olvido total de las peregrinaciones y de las visitas de los lunes, aun cuando algunas personas siguen acudiendo ante su imagen, en las pocas horas en la que las iglesias permanecen abiertas, y eso si es que alguna lo hace.

             Es un viejo mundo que se resiste a desaparecer. Todavía queda algo, pero cuesta cierto esfuerzo mantenerlo en pie. El sentido de la peregrinación es la desconexión sobre las vicisitudes  de la vida cotidiana. Durante ese breve lapso de tiempo no se piensa en otra cosa y cada uno/a se encuentra a solas con su alma, consigo mismo/a. A veces la alteración y el ruido del mundo provoca una interferencia demasiado fuerte, y el esfuerzo de ese lunes cae en saco roto. Ese el motivo por el que se concede un lunes de descanso.

              A menudo, lo más que se saca es ese pequeño instante de retiro, que aísla del mundo y que nos permite encarar los problemas que nos atribulan de otro modo. Muchas veces esto rompe la situación de bloqueo y encontramos solución a ese problema. Esa es la intervención del santo, o de la imagen, que puede ser esta, otra cualquiera o todas las que se visitan en esa pequeña ruta.