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Un río de oraciones
Siempre me ha creado un gran interés el fenómeno de la Fe. ¿Qué cosa es, cómo surge, cómo se alimenta, por qué se apaga?. Un día leí, no me acuerdo en dónde, una máxima, se supone que de ayuda, que decía: compórtate como su tuvieses Fe y tendrás Fe. Desde que leí, hace muchos años, el libro de San Manuel Bueno Mártir de Miguel de Unamuno, supe siempre que ese sería mi papel.
Hace tiempo inicié una colección de rosario usados, repletos de oraciones y de plegarias, de los que la gente se iba deshaciendo, imagino que al fallecer sus familiares. Los rosarios nuevos están vacíos, pero estos no. So un objeto de Fe, un rastro importante de ella. Quizá la energía que un día recibieron y acumularon, siga emitiendo algún tipo de fuerza que sirva de orientación y que proteja de la energía negativa (que también se reparte por todos lados), creando un lugar en el que esa influencia positiva se extienda y otorgue paz y templanza.
¿Qué cosa es la Fe?. Poco puede decirse, porque cuanto más se defina más nos alejamos de lo que realmente sea. Hay que utilizar un metáfora, y la más aproximada es la del fuego. El fuego no se mezcla con nada, pero se alimenta de todo lo que le rodea. El fuego es muy voraz y necesita del oxígeno para existir. El fuego llega o se crea y puede surgir en cualquier momento y lugar. Por contra, del mismo modo en que llega se apaga, sin que sepamos como y no hay manera de reavivarlo.
El fuego de la Fe necesita de atención constante, de cuidados continuos. El fuego y la Fe necesitan de su entorno, pero eso mismo que le da vida puede apagarla en cualquier momento. Se puede ver y creer, se puede creer sin ver, pero también se puede ver y dejar de creer, aunque lo más común es esperar a ver para creer.
Quizá toda esta montaña de rosarios, todo ese río de oraciones que se realizaron sobre ellos, sigan teniendo pegada en sus cuentas, la Fe que un día albergaron.
Quien tiene fe no necesita de otras experiencias o explicaciones, es algo que no tiene respuesta. La fe es un camino idéntico, análogo al de la duda, por eso San Manuel dudaba, y quien duda dudarå siempre. Dudar es razonable también. La fe da por bueno lo que alienta el espíritu y la oración la engrandece podría decirse.
Luego hay experiencias, hechos que pueden apagar la fe o engrandecerla. Hay una frase que el evangelio sobre la fe….es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
No podemos confundirla con un sentimiento, yo la entiendo como una revelación de Dios en las personas
Es muy interesante esa colección. Yo no suelo coleccionar objetos religiosos. Tan sólo tengo tres rosarios. Uno lo adquirí en Roma, en la iglesia del Bautista, otro me lo regalaron en San Pedro y el otro es de la orden de Siervos de María (Servitas).
La Fe puede reducirse también a su definición teológica. La Fe no puede ser estática, sin más, aunque pueda ser una forma aceptable para muchos, quizá la más común. La Fe debe ser probada en el mar de la duda y en los hechos. San Manuel Bueno Mártir no tenía Fe, ese era su gran secreto, del que nadie se dio cuenta.
Celebro tu regreso, Cruz de Malta.
Suelo estar por aquí cuando puedo. Se puede no estar de presencia pero sí espiritualmente.
Celebro yo también tu regularidad en la capilla hermano.
No hay tanta regularidad como parece. No he conseguido todavía la frecuencia idónea, ni siquiera el enfoque. Aquí no debe imperar la ortodoxia y eso hace todavía más difícil el camino.
Me gusta lo que dices: «Compórtate como si tuvieras fe y tendrás fe».
Aunque si no tenemos fe no podemos obligarnos a tenerla, partiendo de una mínima creencia en Dios, acercándonos a Él, confiando en su ayuda, (eso requiere algo de fe) poco a poco los resultados que obtenemos nos confirman en lo que creíamos y aumenta nuestra fe. La confirmación es tan sutil y tan poco concreta, depende tanto de nuestras expectativas, que es muy fácil que se interpongan objeciones de la razón que nos hagan desecharla. Requiere un trabajo de mantenimiento, diría: contar con Dios, actuar como si tuviésemos más fe de la que tenemos, y cuando se apaga recordar la que hemos tenido y hacerla crecer otra vez.
¿Qué es lo que se puede ver que nos haga creer? Me parece que es al contrario, primero cree y después verás.
Quizá sea así, Isa, como tú dices. ¿Qué se necesita ver para creer, qué es lo que puede verse para que nos haga perder la Fe?, ¿cómo puede mantenerse pese a todo lo que vemos?.
«Primero cree y después veras», eso también es bueno.
Seguro que tú sabes mejor que yo que el cristianismo da buenas razones para mantenernos en la fe a pesar de todo lo que vemos.
Aunque suene presuntuoso decirlo, a mí me sirve para vivir mejor.
Yo solo reflexiono sobre ella.
La reflexión, amigo, del hombre intelectual.
Menos pensar y más sentir, te diría Santa Teresa.
Al final creo que hay más necesidad de este tipo de cuestiones que de otras más mundanas. Sin embargo esto no es todo y es verdad, como dice Isa, que el exceso de pensamiento conduce a la duda, o a la certeza contraria: Que existe la Fe pero no el objeto en que se sustenta, al menos no en la forma en la que nos lo han contado, y esto significa mirar sobre el abismo. Yo estoy más próximo a esto último, aunque no tengo dudas sobre la existencia del Rabí Jesús.
Hay quién cree en la existencia de Jesús sólo como profeta pero lo retrotrae a su condición de hombre. El tema está en reconcerlo como Hijo de Dios, con todo lo que conlleva.
Muy acertado, Hospitalario. Es verdad que toda moneda tiene siempre dos caras. El mismo camino lleva o trae. No todo el mundo recorre la misma distancia y hay muchas personas que no se atreven a llegar hasta ciertos lugares. Quién no ha estado en ese borde del abismo del que tú hablas, no puede comprender a qué te refieres. La verdad desnuda solo se muestra a unos pocos. Nadie ha visto jamás la cara a Dios, que siempre se muestra esquivo, de soslaya. San Juan dice que nadie está preparado para mirar de frente a La Verdad. Tú si has mirado y se nota.
Es agradable encontrar lugares de debate que ahonden en determinadas cuestiones, que parece ser, al mundo hoy les interesa más bien poco. Apenas se habla de esto en ningún lugar y si uno lo expresa casi te toman por iluminad@. Estimado Juan, nadie conoce la Verdad, es subjetiva de interpretación. Su última frase ahonda es cuestiones teológicas que sobrepasan lo humano.
Estimada Cruz de Malta. Te has fijado en mis palabras y te lo agradezco. Solo comparto con Hospitalario esa mirada sobre el abismo. Yo he visto lo que él intenta describir, y he sentido esa misma incertidumbre sobre el final. Es un abismo muy profundo, en el que no se sabe si hay luz, porque nadie ha regresado de allí para contarnos nada, salvo que se crea en que, como tú dices, Jesucristo era algo más que un rabí judío, y resucitó de entre los muertos, como escribiera el evangelista Juan.
Estimado Juan, ya hace tiempo que me fijé en sus palabras, pero hasta ahora no había tenido ocasión de responderle. No sé si se refiere a experiencias en el umbral de la muerte cuando habla del abismo profundo. Le diré que todos, alguna vez, hemos tenido experiencias de Muerte y Resurreción, pero éstas son difíciles de percibir. Desde que nacemos hasta que morimos nos mantenemos en contacto directo con lo invisible.
Lo del rabí judío y Dios es algo muy personal. La razón se preguntaría, Dios existe?, la fe sin cuestionarlo diría que sí. Ahí está el misterio de la vida.
Lo de resucitar de entre los muertos parece que quedó claro.
Son interesantes y profundas estas últimas aportaciones. En ocasiones pienso que estoy cerca de dar con la orientación definitiva de este lugar, en el que resulta más difícil escribir.
Juan, nos atrevamos o no, la propia vida y nuestra condición humana de seres conscientes ya se encargan de ponernos al borde del abismo.
Estoy de acuerdo en que el mismo camino trae o lleva. Un mismo hecho, a unos les hace perder la fe, y a otros, los lleva a encontrarla. Nada ni nadie puede asegurarnos que esa fe tenga un objeto que la sustenta, que no sea una construcción de la mente; en eso creo que estamos casi todos, no debe haber muchos que tengan una fe ciega. Es una decisión personal decirle sí o no a eso que se cree, se intuye, o se siente.
Las cosas que realmente valen la pena nunca resultan fáciles sino lo contrario.
La FE, palabra corta pero de gran importancia, mueve montañas. Y efectivamente hay muchos tipos de FE y cada persona la vive, la siente, con más o menos intensidad.
Hay incluso algunos tipos de Fe, que no son religiosas, η αλήθεια (Alétheia). Buscamos una Fe que nos haga creer en cosas, una Fe que no surge del dogma ni de la teología. Una Fe libre, desnuda de toda definición.
La fe de los padres apostólicos, de los primitivos cristianos no era dogmática en absoluto. Aquella procedía de los conocimientos, de lo vivido, de los hechos contados, porque la fe también aporta conocimientos que hagan factible o creíble la ocurrencia de los hechos.
La fe desmedida sin algún tipo de entendimiento puede confundirse con el fanatismo o la superstición incluso.
La FE genera «certidumbre». Me quedo con ésta última frase, me parece magnífica.
«UNA FE LIBRE, DESNUDA DE TODA DEFINICIÓN»
Gracias Alétheia; se es el intento y hay que enfrentarse a muchas dificultades.
Por alguna razón no conocida, algunos comentarios se van directamente a la zona de spam, y desde allí tengo que rescatarlos, como este último de Cruz de Malta.
No, no se trata de experiencias en el umbral de la muerte. Son experiencias de la vida, que es el lugar en el que uno se enfrenta a las dudas, a la certeza o al error.
Ya escribí hace tiempo que aquí, en ocasiones, se pueden leer frases, párrafos o textos, que no solo son difíciles de encontrar en cualquier otro lugar, sino que además están por por encima de la media de lo que puede leerse habitualmente.
Gracias Juan, pero no es posible siempre estar a esa altura. En ocasiones ni siquiera es posible rozarla.
Sí, pero el hecho de que existan otras creencias, con su propia Fe, como la de los sarracenos, complica el problema de las certezas, porque todo se sustenta sobre la creencia en el Dios único y no en varias formas posibles.
Todo se sustenta sobre el mismo pilar, sea la religión que sea. El nombre de Dios se formula con letras diferentes, con sonidos distintos en todas las culturas, pero el concepto de Dios es siempre el mismo, como decía Tertuliano…invocado o no Dios se manifiesta…allá donde se reúnan en su nombre.
Son únicos y excluyentes. Esos son enredos teológicos.
Únicos y excluyentes?? No sé a quién te refieres con lo de enredos. A los sarracenos, musulmanes?
Dios Padre, Yhavé, Al-lah. Son dioses únicos y excluyentes. No son tres sinfonías distintas de los mismo. Los santos Padres eran grandes enredadores.
La teología de Pablo, y esto es algo admitido, probablemente tapó la verdad histórica del Rabí Jesús. Pablo hizo teología de Cristo. No ha yreferencias a sus hechos personales. Los evangelios fueron redactados después de «Los Hechos» y ya están inmersos en la verdad teológica, aunque recogen todavía muchos sucesos históricos.
Hay lugares en los que no se puede ir más allá sin correr riesgos.
Llevas razón. No lo había pensado. Es algo que me lleva a reflexionar.
Creo que la contestación atentísima y muy precisa de Alétheia, capta una gran respuesta de Hospitalario, que merecería haber estado en el texto de la entrada: «Buscamos una Fe que nos haga creer en cosas, una Fe que no surge del dogma ni de la teología. Una Fe libre, desnuda de toda definición».
No busco que nadie pierda la Fe ni que se replantee nada. Solo es buscar un nuevo camino, a salvo de algunas cosas. Algo más firme, que no dependa de la contingencia.
No está mal replantearse las cosas, las conclusiones a que lleguemos serán más sinceras y acertadas.
Sin definiciones, de acuerdo, pero la fe es creer en Dios (habrá que ponerle un nombre).
¿La fe de los sarracenos es diferente? ¿O es diferente el camino para intentar llegar a Dios?