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              La imagen del Cristo de La Caña en Melilla

      En un principio no existían ni las imágnes ni los símbolos. El cristianismo surge desde sus orígenes hebreos y la prohibición de representar a Dios era total. Tampoco había santoso snatas. Existían tan solo padres de La Iglesia, en la que las mujeres fueron sutilmente apartadas, pese al importante lugar que algunas desempeñaron funto a Jesús el Cristo. En las catacumbas, en las primeras iglesias de pìedra, probablemente se hicieron pinturas murales, o dibujos esquemáticos y simbólicos, como el del pez, que constituirían las iniciaales representaciones del cristianismo.

        Las pimeras imágenes serían pues los iconos y surgirían, según el consenso de los eruditos, en el siglo IV. Sería los fieles los que elaborarían esas imágenes iconográficas, basadas en las descripciones, tanto del propio Jesucristo, como la de sus apostoles, evangelistas y los primeros Padres de La Iglesia. La Iglesia primitiva, tras grnades controversias, acabarían aceptando esta forma de culto no prevista. Ese mundo primigenio de Fe se dividió en iconoclastas e iconódulos. La evolucón de las misma sería diferente. En la Iglesia Ortodoxa cristiana la tradición sigue fijada en los murales y en los iconos, que se representan en forma bidimensional. El volumen y la libertad creadora de los artistas es cosa de la Iglesia católica de occidente. La Cruz como tal aparecería en un tiempo impreciso, y nunca bajo el reinando de Constantino y la falsa leyenda de «in hoc signo vinces» (con este signo vencerás).

        Lo que si queda claro es que la imagen, en la forma que sea, o el signo, es el modo de comunicar la persona y su espíritu, con la idea de una divinidad protectora y creadora, de sentimientos, de Fe, de espiritualidad. Se mira hacia la imagen para conectar hacia algo que se siente fuera, y también como un modo de conectar con una sensibilidad interior, que no todos/as logran descubrir, o que simplemente no les importa. Una misma imagen no dice a todo el mundo lo mismo, y hay muchos a los que no les dice nada, salvo la propia expresión artística. El mundo de la imagen religiiosa es el de menor tamaño, dentro del aspecto religioso humano. La mayor parte de los que tiene alguna creencia, la llevan a cabo sin representación alguna.

                    La imagen del Cristo de La Caña

      En febrero de 2014 redescubrí, de modo causal, y con la colaboración de algunos amigos, la historia olvidada de esta imagen, que llevo fotografiando varios años, a través del cristal que la proteje, luchando contra los reflejos dle cristal. Sin embargo, en la última visita, descubrí un pequeño pestillo ocualto, que abre la puerta de la ornacina. Me quedé sorprendido por la sencillez de la solución y así pude encontrame ante ella sin trabas o nada que impidiese su contemplación. Resulta muy atractiva y de factura muy cuidada. Es sencilla pero muy delicada en su hechura. La he visto y fotografiado muchas veces, y siempre parece mostrarse de un modo distinto.

     Es el momento, el lugar y la ocasión de reencontrarse con todo, de reiniciar el camino, d evolver a empezar desde el principio, porque estaba perdido y me encontraste.