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apocalipsis o revelación, el número de la bestia, el nombre de la bestia, La diosa blanca, Robert Graves
El Apocalipsis o revelación, fue revelado en la isla de Patmos a Juan el evangelista, a finales del siglo I, a donde fue relegado por orden del emperador Domiciano, uno de los más duros perseguidores del incipiente cristianismo. ¿Por qué no reveló Juan el nombre la bestia y lo dejó todo pendiente de un acertijo numérico?.
Lo primero que hay que decir es que el número de la bestia no puede ser 666, porque éstos son números árabes y no existían en esa época. La bestia y sus seguidores, los que se dejan seducir por ella, no pueden llevar tres seises escritos.
La otra cosa que hay que señalar, es que la revelación pudo ser recibida a finales del siglo primero, pero no podemos saber cuando fue puesta por escrito. El idioma original de los evangelios es el griego, y al igual que el resto de las lenguas habladas en aquel momento, no disponían de números, por lo que asignaban un valor a cada letra para poder representar las cantidades. En griego, seiscientos sesenta y seis se representaría así: χξζ (ji-xi-dseta), y se escribiría como, ἑξακόσιοι ἑξήκοντα και ἕξ (hexakóisioi hexékonta kai hex). Leído y oído de esta manera, carece de sentido para nosotros, dos mil años después.
Sin embargo, en latín, las letras empleadas para designar las cifras se escribirían así DCLXVI y formarían un acrónimo. Los evangelios también fueron luego escritos en latín, tras ser volcados del griego. Es probable que Juan sí conociese el latín y el significado que otorgaba a esas cifras fuese el siguiente, según la interpretación de Robert Graves en su obra La Diosa Blanca: Domitius César Legatos Xristos Violenter Interfecit, que traducido sería Domicio(nombre original de Nerón) César mató con violencia a los legados de Cristo.
El emperador Nerón, gran perseguidor de los cristianos, a los que acusó, según las crónicas históricas, del incendio de Roma, mató a los principales apóstoles de Jesucristo. Esto es cierto y esta sería la solución del enigma.
Pese a todo, el Apocalipsis se trata de una revelación, de una profecía que se repite a lo largo de la historia y que no se detiene en los acontecimientos que narra. No habrá una única bestia, sino muchas, que se sucederán a lo largo de la historia, y siempre tendrá sus seguidores, que serán siempre reconocibles, porque llevarán la marca de la bestia. No habrá pues un único final, sino muchos y serán continuados. Y todo se repetirá de modo cíclico, hasta el instante final. Todo será anunciado desde los cielos, para que pueda ser percibido y visible para todos/as.
En la Catedral de Sevilla, hay unos niños a los que llaman «los seises». O sea, que como dice Hospitalario, ese no puede ser el número de la bestia.
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