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José Luis Blasco López: Miembro de Honor del Sindicato Nacional de Escritores Españoles, IV Protector del Patrimonio Cultural de la Ciudad de Melilla
LA MILAGROSA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA VICTORIA, PATRONA CORONADA Y ALCALDESA HONORARIA PERPETUA DE LA CIUDAD Y PLAZA FUERTE DE MELILLA
En el 490 aniversario de su culto, 1531-2021
Al Muy Ilustre Señor Don Eduardo Resa Huerta, Vicario Episcopal Territorial y Arcipreste de la Ciudad de Melilla.
Párroco del Sagrado Corazón de Jesús y de la Purísima Concepción. Custodio de Ntra. Sra. De la Victoria
INTRODUCCIÓN
“En 1497 se ocupa la Ciudad de Melilla para la Corona de España. Los Franciscanos que llegan junto a la tropa que acompaña a D. Pedro de Estopiñán portan la imagen del Cristo de la Vera Cruz.” [Testimonio de la Srta. Mercedes Sánchez Ferrer, personaje perteneciente a una de las más antiguas familias de la ciudad]
Devoción muy extendida y propagada por la Orden Franciscana, cuya talla podemos admirar en la Capilla del Baptisterio de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de Melilla (actual Parroquia de la Purísima Concepción.)
LAS LEYENDAS
Hasta el día de hoy ningún historiador nos ha revelado dato alguno que haga referencia a la llegada de la imagen de Ntra. Sra. Sin embargo, durante mi permanencia en el extinto Convento de San Francisco de Asís de los Capuchinos de Andalucía, en la ciudad de Melilla, el año 1976, recreé una leyenda por la que conocemos una piadosa tradición, según la cual, la Virgen de la Victoria fue embarcada en Sanlúcar de Barrameda, y de allí salió camino de América después del Descubrimiento. Pero fue arrastrada hacia las costas de Melilla por un fuerte temporal, embarrancando en el Cabo de Trápana. Tras el naufragio, fue reembarcada de nuevo para proseguir su rumbo, momento en el que volvió la mirada a las murallas de la ciudad, entendiendo los que con Ella navegaban quería quedarse aquí. Desde aquella lejana fecha se la podría denominar como Nuestra Señora de Trápana. (Con anterioridad, nunca, nadie, había publicado nada igual.)
Existe otra leyenda. En ésta se denomina a Ntra. Patrona con el sugerente título de Ntra. Sra. del Mar de Alborán. Refiere su autor, don Luciano Tejedor Mata (Defensor del Patrimonio), cómo los Rusaditas habían creado una gran riqueza coralífera bajo las aguas del mar.
Asediada la Ciudad fueron destruidos todos los campos coralíferos; un fuerte movimiento sísmico dio origen a la erupción de un volcán, seguido de un tremendo maremoto motivo por el cual surgió la Isla de Alborán.
Cuenta la misma leyenda que pasados cinco años desde la total destrucción de los huertos coralíferos tuvo lugar un hecho milagroso y que el escenario sería en las proximidades de la isla de Alborán, en la que consiguieron salvarse milagrosamente más de trescientos remeros y ciento veinte buceadores, después de aquella terrible tempestad, atribuyéndole tal milagro a la poderosa intercesión de Ntra. Sra. del Mar de Alborán.
Se cuenta que para conmemorar aquel prodigio fue erigida una ermita en la actual Plaza de Armas… Hasta aquí la otra leyenda.
LAS ERMITAS
Sea como fuere, lo cierto es que los cristianos levantaron la primera iglesia en la Plaza de Armas y que en este lugar estuvo hasta el año 1550 dicha iglesia, y hasta 1741 la última de sus ermitas.
Es precisamente en esta Plaza, donde según los trabajos de investigación de Don Rafael Fernández de Castro y Pedrera, comienza a denominarse a la Patrona de Melilla con el título de Ntra. Sra. de las Victoria a partir del año 1531.
En el siglo XVI su ermita se denomina «Ntra. Sra. de la Victoria» y así permanece y se le nombra hasta que por estorbar a la defensa de la Plaza ha de derribarse y cambiarse de lugar en tres ocasiones.
En su tiempo fueron usadas como «Iglesia Parroquial» hasta la nueva construcción de la Iglesia de San Miguel Arcángel en el lugar que hoy ocupa la actual Iglesia de la Concepción.
Según Juan Antonio de Estrada, corría el año 1631 cuando «entraron varios moros (sic) en su ermita con el fin de hacerse con la imagen y no pudiendo moverla le cortaron los tres dedos para sacarle las joyas, llevándose las coronas y alhajas.” (Sin embargo, a pesar de lo afirmado por Estrada, en la restauración de la imagen, el año 1996, no aparecieron signos de violencia en dicha talla; y los dedos rotos se corresponden a la manipulación constante, a lo largo de los siglos, para colocar el Cetro en sus manos.)
En esta Plaza de Armas permanecería la imagen de la Virgen hasta el año 1720 en que fue trasladada de forma provisional a la Iglesia de la Concepción mientras se construía su tercera ermita.
Para trasladar la imagen de la Patrona desde su segunda ermita a la Iglesia de la Concepción formó toda la Guarnición, cubriendo la carrera, y se cerraron las Puertas del Campo (llamada en algunos documentos Puerta de la Victoria.)
Se celebró un solemne oficio litúrgico con Exposición del Santísimo.
Hacia 1741 se derriba la tercera ermita y es trasladada definitivamente a la Iglesia de la Concepción, al camarín del altar y retablo de La Soledad, lugar en el que permanece de forma provisional hasta la construcción, en el año 1751, de su propio camarín; levantado sobre la cabecera de la Capilla Mayor, que fue dedicada a Todos los Santos en el año 1682 por el Gobernador don Diego Toscano de Britto.
Desde 1741 pues, la imagen de Nuestra Señora de la Victoria permanece ininterrumpidamente en la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, primero en el altar y camarín de la Cofradía de la Soledad, pasando posteriormente al Camarín construido expresamente en la cabecera de la Capilla Mayor, como auténtica capilla absidal, todo ello en el año 1751. Hace ahora 270 años.
LOS ELOGIOS DE ESTRADA
En 1746 el Pagador de la Ciudad D. Juan Antonio de Estrada escribía su obra titulada «Población General de España» y la dedicaba a «María Santísima de la Victoria que se venera en la Ciudad de Melilla». No dudaba Estrada en dedicarle bellos elogios y así, de esta forma, escribe refiriéndose a Ella:
«A la Serenísima Madre del Verbo Encarnado, Dios, y Hombre Verdadero, Reyna de Ángeles, y Hombres María Santíssima Señora Nuestra, en su bella, y milagrosa imagen de la Victoria, venerada por Patrona en la Ciudad, Plaza, y Presidio de Melilla.” (Sic.)
Luego a lo largo de varias páginas le dedicará nuevos elogios, declarándose al final como: «Vuestro rendido esclavo»
No es de extrañar el lenguaje de Estrada, el mismo o parecido es el que se usará en el año 1756 cuando la Guarnición y la Población de la Plaza inician unos «Autos sobre la Ratificación del Patronazgo a la Virgen de la Victoria».
Para la información de estos «Autos» se sirvieron del Archivo de la Iglesia de la Concepción, concretamente del Archivo de la Hermandad de Nuestra Señora de la Victoria, donde de forma cronológica, sus hermanos fueron recogiendo toda la historia de dicha imagen.
Así, gracias a ellos sabemos que…
«Anualmente en la festividad de Todos los Santos se celebre una función a nuestra Santísima Patrona en conmemoración y gracias de la preservación del terremoto, en cuyo día se ratifique este VOTO pidiendo igualmente por las felicidades de la Monarquía… para que sirva a los futuros siglos de conservación inviolable el TITULO DE PATRONA…»
(Hace referencia al Gran terremoto de Lisboa, de fecha 1 de noviembre 1755 y posterior maremoto, cuyas olas de más de 30 metros de altura llegaron a Melilla)
Continúa el documento describiendo:
«Las obligaciones del reconocimiento por las piedades recibidas de María Santísima de la Victoria, cuyo nombre de Patrona, tiene radicalmente establecido, así la inmemorialidad, como por la REAL APROBACIÓN en la parte que la nomina la Real Orden o Decreto de conservación de la Ración que el Rey le tiene señalada para su culto…»
Pero todavía se afirma mucho…
«… más al confesar el agradecimiento manifestado en todas las obras los amores que todo el vecindario tiene a este Divino Simulacro, y pocos como yo podían asegurarlo con tan sólido fundamento, como acaban de ver sus magnánimos corazones dedicados al culto reverente de un SOLEMNE NOVENARIO en hacimiento de gracias franqueándome de sus cortos caudales cuando fuere preciso a satisfacer los gastos de tener expuesto al Señor Sacramentado por mañana y tarde todos los nueve días, procesión de rogativa el primero, y de gracias con sermón el último, que para la cortedad de este recinto se prueba bien que obras son amores.»
LA MILAGROSA IMAGEN
Todo el siglo XVIII y siguientes serán testigos del amor del Pueblo de Melilla hacia la Virgen de la Victoria.
Sería imposible seguir relatando minuciosamente todos y cada uno de los acontecimientos históricos relacionados con esta milagrosa imagen ya que la extensión y lujo de detalles con que son descritos necesitarían mayor espacio.
Así, el pueblo reconoce que la Virgen de la Victoria está presente en hambres, vientos, terremotos, temporales, tempestades, naufragios, epidemias, calamidades y un largo etcétera.
También en los SITIOS a los que fue sometida la Plaza por los distintos Sultanes de Marruecos.
De ello queda constancia escrita… «para conocimiento de las generaciones».
No podemos silenciar la consignación que hace referencia al temblor de tierra del año 1660.
Dice así:
«En cinco de agosto de 1660, día en que se celebra la festividad de Nuestra Señora de las Nieves, a las seis de la tarde, se sintió un temblor de tierra tan dilatado y cruel, que atemorizó a la gente, viéndose las murallas separadas del Terraplén más de una Vara, dando vaivenes a una parte y a otra los edificios, desmoronándose algunos, y del todo los alojamientos, abierta la Torre Quemada, que guarda las Puertas Principales, hundido medio puente y absolutamente abiertos otros muchos, que después se cayeron totalmente con las lluvias, y quedó esta Plaza con muy poca o ninguna seguridad por lo respectivo a murallas, fuertes y demás edificios, por cuyo motivo parece que esta Guarnición VOTÓ una fiesta anualmente en el propio día de Nuestra Señora de las Nieves, y se continúa de presente habiendo señalado el Gobernador, Veedor y Oficiales de Estado Mayor, y Compañías de Dotación la limosna que por razón de sus empleos debe dar, en una Junta General que celebraron el día cinco de agosto de 1721… «PARA QUE POR NINGUN PRETEXTO DESAPAREZCA ESTE VOTO».
JOSÉ LÓPEZ DE LA MOTA
También su Hermano Mayor don José López de la Mota nos dirá en 1746:
«CONOZCO CLARAMENTE QUE EL DEVOTO FERVOR DE ESTE VECINDARIO ES UNA VIVA LLAMA QUE PERENNEMENTE ARDE EN SUS SAGRADAS ALMAS y deseosos de comunicar este fuego a sus hijos, nietos y descendientes… a fin de que resulte a mayor honra y gloria a María Santísima de la Victoria, Patrona que sea eternamente alabada y venerada.»
A lo largo de estas líneas hemos podido comprobar cómo desde el primer instante de la presencia de la Virgen en nuestra ciudad hasta el día de hoy, la imagen ha estado y sigue estando íntimamente ligada a la Población y a la Guarnición.
CORONACIÓN CANÓNICA
Innumerables son los acontecimientos relacionados con el continuo peregrinar de esta imagen por la Ciudad. Ninguno ganó en belleza y devoción a los actos celebrados con motivo de su Coronación Canónica de 1948. Desde el día 3 de febrero de 1756 día de la Ratificación del Patronazgo que poseía desde tiempo inmemorial, los melillenses no habían contemplado ningún acto de exaltación mariana de mayor trascendencia en la historia de la devoción a nuestra Patrona.
Hecho grandioso que pasó a los anales de la historia de esta ciudad y del que tomó buena nota y dio cumplida información el diario melillense «El Telegrama del Rif» durante todo el desarrollo de dichos actos. A plena portada y cinco columnas, en su edición el 13 de junio de 1948 proclamaba:
«HOY SERA CORONADA LA VIRGEN DE LA VICTORIA Y PROCLAMADA REINA POR EL PUEBLO QUE LA VENERA».
Anteriormente se habían llevado a cabo Misiones Populares y Ejercicios Espirituales en los que participaron afamados predicadores de las Provincias Capuchinas de España. Alguno de ellos se desplazó de Navarra, caso del padre Capuchino Fray Felipe de Barañaín.
La imagen de la Virgen fue llevada a todas y cada una de las Parroquias de Melilla sin olvidar los Hospitales y la Gota de Leche. Se repartieron grandes sumas de dinero y comidas a los pobres, se celebró un solemne triduo en su santuario, organizándose una grandiosa peregrinación al mismo.
Salió la Imagen hacia la Parroquia del Sagrado Corazón, desde allí fue llevada a la de la Medalla Milagrosa, luego a la «Gota de Leche» y desde allí al Hospital Militar Pagés, a las puertas de cuyo establecimiento fue recibida por las heroicas Hijas de la Caridad y enfermos acogidos en dichos centros hospitalarios, donde después de ser introducida en la Capilla de Cristo Rey sería trasladada a la Parroquia de San Agustín. Desde San Agustín acompañaron a Nuestra Señora los Padres Paúles hasta los límites parroquiales, haciéndose cargo de la imagen los marineros de la Compañía de Mar para devolverla a su Santuario introduciéndola en su Camarín. Se cuentan por miles los melillenses que se agolparon a su paso. Visitas éstas que duraron desde el 30 de mayo al 8 de junio.
Para los actos de la Coronación llegaron distintas autoridades de la Iglesia y del Estado. El Padre Provincial de los Capuchinos con su Definitorio, el Arzobispo de Granada, obispos y prelados incluidos los de Gibraltar y Tánger. También llegaron los de Jaén y de Cádiz, Málaga y Guadix. Los Alcaldes de Málaga y Ceuta, Capitán General de Granada y el Alto Comisario de España en Marruecos. Entre todos estos se podía comprobar la presencia de las autoridades civiles y militares de Melilla.
Aparte, fueron desplazados expresamente desde Nador a Melilla, en los trenes de la Compañía Española de Minas del Rif, 1.500 legionarios por Orden del Comandante Jefe del X Cuerpo de Ejército de Marruecos, 101 División del Ejército del Maestrazgo. Todos acudieron a la amplia y generosa llamada de la alcaldía que presidía don Rafael Álvarez Claro, para en medio de una impresionante manifestación de fe, a las doce en punto del mediodía, en la españolísima Plaza de España, el día 13 de junio de 1948, ante el bullicio del público y del repicar de las campanas de las iglesias, al tiempo que atronaban los cañones de la Batería de la Costa, previa lectura del Breve Pontificio, (1) fuera coronada canónicamente por el Arzobispo de Granada don Balbino Santos Olivera, a quien acompañaba el Teniente General Varela, a la sazón Alto Comisario de España en Marruecos y Representante del Jefe del Estado para la Coronación. A la imagen de la Virgen de la Victoria le fueron concedidos HONORES DE CAPITÁN GENERAL SÓLO Y EXCLUSIVAMENTE PARA EL DÍA DE SU CORONACIÓN (La Batería de la Costa realizó trece disparos de cañón -Orden de Plaza-.)
Desde aquel lejano 13 de junio de 1948 la Virgen de la Victoria es PATRONA CORONADA DE TODOS LOS MELILLENSES por ser tal y como recoge el Breve Pontificio: «INSIGNE POR SU ANTIGÜEDAD E ININTERRUMPIDO CULTO DE LOS FIELES Y POR LA FAMA DE CELESTIALES PRODIGIOS.»
Texto publicado en el diario El Telegrama de Melilla, el día 8 de septiembre de 1992.
Reeditado en el mismo periódico, el 13 de junio de 1998, a petición del director del mismo.
«Comunicación al Congreso Nacional de Religiosidad Popular en Málaga y Antequera, 4 de octubre de 2004».
Corregido y aumentado el 20 de mayo de 2021
Nota (1) – Desde el día de la Coronación Canónica de Ntra. Sra. De la Victoria, nadie ha vuelto a tener conocimiento del paradero del Breve Pontificio.
Hospitalario, muchas gracias por tanta generosidad.
En tiempos de pandemia y cientos de terremotos, sigue dándonos su protección.
Un fuerte abrazo.