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                               ¿Quién es el pastor, quiénes las ovejas?, ¿cómo distinguir al lobo?

               < Os lo aseguro: quien no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón y un salteador. Pero quien entra  por la puerta, es pastor de las ovejas. A este le abre el portero y las ovejas escuchan su voz; llama a las ovejas propias por su nombre y las saca fuera….El asalariado, el que no es pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo, deja las ovejas y huye – y el lobo las arrebata y las dispersa…..Tengo también otras ovejas que no son de este aprisco. A estas es preciso que yo también las guíe, y oirán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor>. Juan 10, 1-16

Extraña parábola, inserta en el evangelio de Juan. Mateo y Lucas beben de la fuente de Marcos, pero Juan es distinto a todos. Es más explicito en unas cosas y más enigmático en otras. Hay una tradición común, pero cada evangelio pretendió cosas distintas. Esta del Buen Pastor es  extraña y también ofrece cierta sensación de amparo y de amplitud. Es curioso que la cita evangélica haga alusión a la necesidad de amparar,  tanto a las ovejas del propio rebaño, como a otras que no lo son. Esto contrasta con la actitud generalizada, que vemos cada vez más difundida, de amparar solo a los del propio grupo, a los correligionarios, y ofrecer solo frío y desamparo a los que no aceptan, no ya el dogma de la Fe, sino la verdad específica del grupo que se ofrece como único camino de salvación.

El buen pastor, se ocupa de todas y de todos, sin exigir previamente una comunión con las normas del grupo. Hablo de la Iglesia Católica porque es la que está presente en la sociedad e historia de España, y en la casi totalidad de Europa. Vuelvo a escribir que sin tocar ninguno de los dogmas, no hay porqué hacerlo, se  puede ser mucho más tolerante con respecto muchos cuestiones y grupos humanos, que se están quedando fuera de la comprensión de La Iglesia, porque está amparándose en grupos muy dogmáticos, muy cerrados y ultramontanos, que hacen justo lo contrario de lo que indica la parábola del buen pastor. Estos grupos, cierran la puerta del redil a las ovejas que ellos no consideran de su rebaño.

Yo he visto, en Melilla, negar la comunión a un divorciado, a un hombre  por estar  casado con una mujer de otra confesión, no permitir casarse a una pareja porque ya convivían juntos. Son situaciones absolutamente absurdas e incomprensibles. Hay mucha intolerancia, mucha falta de verdadera Fe y una ausencia casi absoluta de caridad cristiana. Las iglesias podrían estar llenas, pero no solo de fanáticos. Podría ser de gran ayuda en estos tiempos de crisis e incertidumbre. Hay mucha Fe de escaparate, Fe externa, de virtudes públicas y de pecados ocultos. Todavía no entiendo como La Iglesia no ha disuelto la Orden de los Legionarios de Cristo, fundada por el abominable y pederasta Marcial Maciel.

Hay demasiadas cosas adosadas al nombre de Cristo, el Buen Pastor, que no deberían estar ni siquiera bajo sus pies.