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Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán, confesaban sus pecados y él los bautizaba. Mateo 3, 4-7.
Juan era solo el anunciador, como él mismo decía. Todos los evangelios (aunque el de Lucas difiere de todos los demás), incluyen en el principio de su narración el testimonio del Bautista, el más enigmático y sólido de los personajes evangélicos. Tanto que su nombre ha oscurecido a la mayoría de los apóstoles.
La relación con su primo es transcendental en toda la historia, hasta el punto en que Jesucristo solo da inicio a su predicación tras ser bautizado, en el Jordán, por Juan, el Bautista. El más explícito de todos es Juan, el evangelista, con testimonios muy cercanos y retazos de conversaciones de las que pudiera haber sido testigo. Esto tampoco quiere decir que el redactor del evangelio de Juan sea el propio evangelista, sino alguien muy cercano al propio Juan.
Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan. Juan 5, 35-37

Iglesia de San Juan Bautista en Almería
Es uno de los lugares que visito con frecuencia en Almería desde que lo descubrí. Tiene varias cosas: es la primera catedral de Almería, el lugar en donde se celebró la primera misa el 26 de diciembre de 1489. Hasta ese momento era la mezquita mayor de la ciudad de Almería, una de las más hermosas del sur de España, según el viajero alemán Jerónimo Munzer. Está dedicado el templo a Juan el Bautista, por propio deseo de la Reina Isabel. Todavía conserva el oratorio o quibla, al que dirigieron sus rezos durante siglos los sarracenos. Es uno de los primeros artículos que escribí y que atravesaron las fronteras melillenses. Aunque nadie me tenga en cuenta que recuerde el pasado musulmán de determinados lugares.
Este día de San Juan, me detendré en este lugar. Todavía quedan muchas cosas por decir y escribir.