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 ¡Dichosos en cambio, vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen!. Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron, y oír lo que oís vosotros , y no lo oyeron.    Mateo 13, 6-17 

No podemos nunca aspirar a ser entendidos de modo pleno, porque la cizaña crece junto al trigo, y aunque nosotros creamos estar haciendo las cosas de una determinada manera , siempre existirán quienes siembren la cizaña junto a nosotros, de manera que un testigo externo no distinguirá cuál es nuestra siembra y cuál la del cizañador. Son los años y las obras las que separarán una cosa de otra. La siega recogerá los dos espigas y será el trillo el que separe el trigo de la paja. Intentar escardar antes de tiempo solo puede provocar que junto a la cizaña se arranque también el trigo. Es necesario que  los tallos estén secos y crecidos para poder pasarlos en la criba.

Mucho de lo sembrado crecerá entre zarzas y sus frutos no podrán ser aprovechados mas que por los pájaros. Otra parte caerá entre las piedras o en terreno seco y la semilla se perderá. De cada diez que sembremos solo recogremos fruto de una y será necesario volver a hacerlo de nuevo, pero todo compensará en algún momento.

En la hora de la cosecha aparecerán muchos que no estuvieron a la hora de la siembra, pero eso tampoco debe desanimarmos. Muchos de los que están aquí hoy y miran, no lo estarán cuando acabe el año venidero, pero siempre habrá quien permanezca y eso no debe desanimarnos, porque todo se renueva de modo constante. Se irán muchos y aparecerán otros y nosotros acumularemos aciertos junto a errores.