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evangelio de mateo, luz de velas, parabola del sembrador, velones
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En los evangelios no hay nada más de lo que hay escrito. Se pueden leer un día tras de otro sin hallar allí nada más que esa palabras. Fuera de ellos no hay respuesta a ninguna pregunta que nos surja y nadie que pueda responderlas, pese a los miles de libros escritos acerca de ellos. Hay parábolas y textos de difícil interpretación, aún en nuestros días. La conexión última se nos pierde, es imposible de ser mostrada. Desde donde acaba el texto hasta donde empiezan las preguntas sin respuestas, se extiende el campo de la Fe. Sin embargo, existe una línea de diferente amplitud entre el final del texto, y el campo de la Fe, en donde es posible situarse y extraer algo de lo que allí se dice.
Un amigo me proporciona gran cantidad de libros de teología y las ediciones de las diócesis españolas sobre temas diversos. En todos aquellos que pretenden llegar hasta alguna respuesta les sucede lo mismo. Llegados a un punto, solo es posible caminar en círculos. Esta semana santa me he encontrado con una buena traducción del evangelio de Mateo, del que no me gusta nada ese comercial subtítulo de: ¿el orígen del antisemitismo?. En esta edición, uno se puede dar cuenta de hasta que punto, una traducción distinta o interesada de unos pocos términos, puede cambiar por completo el sentido de un párrafo completo. Las notas a pie de página son excelentes y de gran profundidad.
Mateo 13, 18-23
Escuchad ahora vosotros la parábola del sembrador: «siempre que uno escucha el mensaje del Reino y no lo entiende, viene el Malo y se lleva lo sembrado en su corazón; eso es lo sembrado junto al camino. El que recibió la semilla en terreno rocoso, es ese que escucha el mensaje y en seguida lo acepta con alegría, pero no tiene raíces, es inconstante , y en cuanto surge una dificultad o persecución por el mensaje, falla. El que recibió la semilla entre zarzas es ese que escucha el mensaje, pero el agobio de esta vida y la seducción de las riquezas lo ahogan y se queda estéril. El que recibió la semilla en tierra buena es ese que escucha el mensaje y lo entiende, ése sí da fruto y produce en un caso ciento, en otro sesenta, en otro treinta».
Para poder orientarse, es necesario mirar el rumbo de modo constante, y aun así, a veces, nos parecerá estar completamente perdidos.
Siempre se necesita un referente para continuar, sea cual sea. Es importante sostenerse en algo, y aún así, como has dicho, en ocasiones uno parece no encontrar el norte ante las dificultades diarias de la vida.
Estoy sumergido en la lectura de los textos evangélicos, lo menos alterados posibles por las traducciones.
Me alegra saberlo. Pero cómo puede uno saber cuáles son los menos alterados. Al parecer el griego original de los Evangelios no contiene errores de concordancia incluso ya traducidos, pero quién sabe si es el auténtico original o es semítico. O ambos. Me interesa la teología, ya te comenté, estoy siempre tentada por el tema. No sólo desde el punto de vista histórico o doctrinal, si no el método de exégesis de los Evangelios, que debe ser complicado, pienso.
Una traducción alterada lo menos posible se declara desde el principio, como en este caso, que es la intención que declara. La diferencia radica en las notas a pie de página, la abundancia y solvencia de ellas, y la mención de las palabras que son objeto de debate. En nuestro caso solo podemos manejar las denominadas fuentes secundarias, porque carecemos de los conocimientos para leer sobre los originales griegos y las fuentes originales.
Las traducciones realizadas directamente desde los textos latinos, son las que más manipulaciones contienen.
Hola Mundo
Me encantan las parábolas que haces sobre las velas. Y las fotos son geniales. Tu sensatez, sensibilidad te convierten en una persona con la que siempre quisiera estar de acuerdo.
Lo de la luz, los seguidores de la oscuridad me divierte y me interesa mucho. Pero no crees Hospitalario que es frágil y bastante fácil deshacer la oscuridad, con una simple cerilla?? O no siempre es así? pienso que la oscuridad es la ausencia de luz visible.
Gracias Fortachón, y bienvenido. La clase de oscuridad a la que nos enfrentamos no se diluye con una cerilla ni con una vela. Empleo estas parábolas como modo de ayudar a otros/as a retardar o contener su avance.
Me alegra de que gusten las fotografías de las velas y de sus atractivas luces. Busco esos efectos y composiciones.
He llegado a la conclusión, hospitalario, que en el mundo, la luz no ha ganado aún del todo la partida. Y no podemos dejar que la oscuridad avance. Por eso tienes que seguir escribiendo.
Saludos.
El príncipe de este mundo es el diablo, eso está dicho en el evangelio de Juan y en la II epístola de Corintios. Con él reina la tiniebla y la mentira, de las que es su príncipe. Hay que luchar contra eso, pero es muy difícil y agotador, porque nunca habrá un resultado claro.
Y dicho también en Efesios y en el Apocalipsis, y en Mateo. Numerosas las citas al diablo en la biblia. He recordado unas palabras de la primera epístola de Pedro, cuya traducción original fue de manuscritos en griego y que un amigo teólogo me envió y conservo. No sé si viene al caso, a mi me gusta su lectura. En el capítulo 5 dice los siguiente:
El que ama la vida y desea gozar de días felices,guarde su lengua del mal y sus labios de palabras mentirosas; apártese del mal y practique el bien; busque la paz y siga tras ella.
…Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar.
Yo tengo claro que hay que oponerse al diablo, creo que de ese modo el huye de nosotros. No creo que sea difícil luchar contra él. La resistencia no es lo único. Está en nosotros. Llega si le dejamos que lo haga. Hablo del mal auténtico.
Con la palabra de Dios puede ser dominado, y el hombre cuenta con armas suficientes para vencerlo. Es cierto que posee un enorme poder de seducción pero no es infinito.
Llega un momento en que el texto es un frontera infranqueable y el lenguaje un límite que no nos permite ir más allá.
Son textos antiguos y viejas respuestas, algunas muy alteradas. Ha pasado mucho tiempo y necesitamos nuevas respuestas para los nuevos tiempos. Nadie puede evitar la angustia del última momento, y el silencio final para el que no existe respuesta.
Estoy de acuerdo. Necesitamos una revolución tal vez también en el seno de la iglesia. Aunque hay evolución, pero demasiados dogmas aún. Necesita abrirse, ya lo díjo el Papa cuando estuvo en Brasil, aquellas palabras dieron la vuelta al mundo…»quiero lío en las diócesis, y que la iglesia salga a la calle…
Palabras y gestos, todo lo demás no cambia. Interesa defender las creencias de las personas, no decepcionarlas. Sin embargo, si uno mira a La Institución, la cosa cambia. No sé si puede ser salvada a estas alturas. Albergo mis dudas sobre si lo merece.
Incluso aquí, necesitamos un nuevo modo de ver las cosas. Se trataría de alumbrar una nueva Fe, o una nueva forma. El viejo cascarón tiene demasiadas grietas, por donde entró el fino humo del diablo y su confusión permanente. Su poder es inmenso. Casi nadie puede desafiarlo y vencer.
No hay que darse por vencido en nada nunca. Es muy difícil luchar contra el poder pero sí hay modo de vencerlo, y no es precisamente como la gente cree.
Ya díje una vez que urge cultivar la espiritualidad. Y eso no significa estar arrodillado en las iglesias. No, nada de eso. Se trata de un modo de entender la vida frente a la deshumanización y la pérdida de valores. Perdido esto, qué nos queda.
La Iglesia solo nos quiere postrados ante su magisterio, dificilísimo de aceptar, por otro lado. Si se han vaciado los templos es por algo. Se renuevan en los gestos, pero se aferran a la vieja doctrina y a los nuevos grupos que pretenden devolvernos a la antigüedad.
Estamos en el siglo XXI, no valen respuestas y actitudes del siglo VI o del X.