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                             Ahora puedes dejar marchar

          Nunc dimittis servum tuum, Domine, secundum verbum tuum in pace: Ahora, Señor, puedes ya dejar ir a tu siervo en paz, según tu palabra.

       La renuncia es uno de las decisiones más difíciles a los que puede enfrentarse una persona. Hablamos de la renuncia real, no la táctica. Reconocer que las fuerzas propias están extinguidas, o que la labor encomendada está ya concluida y llevada a buen término. No hacerlo antes de tiempo, porque equivaldría a un abandono. No hacerlo demasiado tarde, porque marchitaría el fruto de lo logrado.

         El mundo es como es, y sucede como sucede. No hay margen para alterar los acontecimientos, ni tampoco su curso. Sin embargo, en ocasiones se produce la posibilidad de cambiar algo que parece ya destinado a suceder, interrumpir el curso de una amenaza dirigida contra una persona, o variar su destino. Hacerlo equivale a interferir en la órbita de un planeta o de un satélite natural. La acción modifica de modo invariable a todas las fuerzas que participa en ella. La energía generada es tan grande, que a veces funde por completo a todos los elementos intervinientes. Sin embargo, a veces sale bien, y se modifica el curso de lo que ya parecía inevitable.

                 Entonces surge la posibilidad de algo nuevo. Son muy pocos los que consiguen arañar la historia. El resultado puede empezar a verse de inmediato, o aparecer claro mucho después, así como su significado.

                    Alejado del exceso de afectividad, tan al gusto de las gentes, Benedicto XVI aparece como el padre profundo y entrañable, que vigila atento lo que sucede, pero que no interviene de modo directo en los acontecimientos. Renunció en el momento exacto, cuando nadie lo esperaba, un 11 de febrero de 2013. Han pasado casi cuatro años, su papado duró ocho, y ahora puede empezar a intuirse el valor de su acción. Su renuncia cambiará la evolución del Ministerio Petrino. Lo dejó todo para recogerse en los brazos protectores del Padre.

               Dejará una huella profunda, pues su producción teológica ha sido muy grande, y también profunda. Tardará en ser comprendido en su totalidad, pero permanecerá para siempre.

      Nota:https://youtu.be/wir3DA9D74s