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Caminamos tras la luz encendida, tras el candil. Ya son muchos años. La década del la Capilla del Bautista está a punto de cumplirse. Los rigores pandémicos nos alejaron del lugar físico del que emanaba la luz de este santuario virtual. Ya son dos años sin poder entrar en él. Allí quedaron las lámparas, los azulejos, las imágenes y todo lo que habíamos llevado a lo largo de los años.
Seguimos el rastro de la luz, de las lámparas que alumbran en la noche y en la penumbra. Si no se ve, hay que acudir a buscarla. Un libro antiguo de máximas y pensamientos. Una vieja estampa, una imagen, una reliquia. Una vela encendida. Alguien que nos hace una confidencia. Cualquier otra cosa que pueda servir para orientarse.
Todo está cerrado. Todo está cambiando. Hace dos años cumplimos 500 lunes de San Nicolás en la capilla del Centro Asistencial. Ahora llevamos 100 fuera de allí. Hemos encontrado muchas cosas, otras personas. Pero la bruma del olvido empieza a apoderarse de todo lo que allí hubo, de todo lo que vimos. Hemos tenido que refugiarnos en otros lugares. Volver sobre los mismos pasos, sobre lo ya leído, intentando sacar una nueva idea, algo más de luz, ver algo que antes no se había visto.
«Ocurrirá a menudo que aquellos mismos que te estaban obligados por agradecimiento, amistad u oficio, te son infieles y aun adversarios. En el exterior ocurrirán muchos sucesos que perturbarán tu paz de espíritu». Eso es lo que se debe buscar, la paz interior y mantenerla.
«Amigos míos, no deis fe a cualquier inspiración; sometedlas a prueba para ver si vienen de Dios, pues ya han salido en el mundo muchos falsos profetas». 1 Juan 4, 1-2
«Hijos, no amemos con palabras y de boquilla, sino con obras y de verdad». 1 Juan 3, 18
Nota:https://santuariodejuanelbautista.com/2019/10/30/historia-de-quinientos-lunes/