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Es muy interesante, es una única carta, la he descubierto hace poco. Lleva directamente a las cuestiones que vemos a diario, e incluso también es introspectiva. Es incómoda de leer porque pone todo en tela de juicio, partiendo desde uno mismo, que es por donde hay que empezar. Eso sí, será difícil que alguien se sienta afectado por ella. Resulta extraña esta solitaria y potente carta, de la que he extraído algunas frases, pero que muy bien pudiera ser reproducida entera.
Tampoco de trata de dar lecciones, nadie es quien para hacerlo, pero si ayudan a ver con claridad cuan grande es la fe de escaparate que se nos muestra a diario. Las distancia entre la palabra y las obras, se ha abierto como una inmensa e insondable sima, que si ya era evidente hace dos mil años, difícil sería de calificar ahora. Un Papa, Benedicto XVI, fue tragado por ese abismo y otro, el Papa Francisco dice frases de gran impacto instantáneo, pero que parecen no remover demasiado el duro terreno de la fe visible y oficial. Intenta meter el arado, pero el terreno es muy duro.
1ª Carta de Santiago:
Se presto para escuchar, lento para hablar y lento para la ira. Quitaos toda costra de maldad y aceptad dócilmente el mensaje que es capaz de salvaros. Llevad a la práctica el mensaje y no os inventéis razones para escuchar y nada más. Quien se tenga por religioso porque no escatima palabras, pero engañándose a él mismo; la religión de ése está vacía.
No os metáis a maestros, hermanos míos, pues todos fallamos mucho. También la lengua es fuego (ese mundo de la maldad). ¿Quién de vosotros es sabio y docto?. Que demuestre con su conducta que obra como sabio y sin violencia.Dejad de presumir y engañar a costa de la verdad.
Alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras; muéstrame esa fe tuya sin obras, y yo por mis obras te probaré mi fe.
No dejaré nunca de insistir en este último párrafo. Antes de volver fuera, hay que ordenar algunas cosas dentro. Es el segundo día aquí, y ya mañana hay que salir fuera. El bramido de la guerra se escucha incluso desde aquí dentro.
Has encontrado una interesante espístola amigo Hospitalario, aprecio que te estås convirtiendo en un gran entendido en los evangelios y en la teología. Algo, esto último, que siempre me ha interesado.
La fe y las obras. De palabra todos somos muy buenos, tenemos mucha fe, hacemos muchas cosas por los demás, caridad…etc, pero esto es muy difícil, quiėn de verdad hace todo eso, quién de nosotros lleva a cabo la palabra. Muy pocos. Y cuál será la vara de medir, llegado el momento de la verdad. Pues, aquellos que no tienen fe, que no creen en nada de esto, imagino que no les importará el último día, que ni siquiera se lo plantean. La vida se acaba y punto.
Yo creo que la luz del Reino de los Cielos es por la fe. La fe es el camino. Y eso es un don que Dios que nos concede. Para mi un regalo, así lo siento.
Y como decía uno de los evangelistas, difícil le será entrar a un rico en el Reino de Dios.
Por sí acaso, prefiero seguir pobre, jaja. y al lado de los pobres.
Muy interesante Hospitalario estos temas. A ver si apareces más por la capilla, que te vendrá bien. Y dejas de lado un poco la zozobra del mundo, que aunque no podemos cerrar los ojos, si conviene en ocasiones, recluirse aunque sea unos minutos.
Busco constantemente, por eso encuentro cosas Cruz de Malta. Intento que algunas lecturas me aporten calma y un visión clara de las cosas. Es es cierto también que había pasado bastantes veces por encima de la carta de Santiago sin meterme demasiado a fondo en ella, como he hecho ahora.
No es menos verdad que algunas cosas solo son aprovechables y útiles si las encuentras en el momento apropiado. Antes pasan desapercibidad y después ya no tienen eficacia.
Siempre vengo a la capilla y miro. Casi siempre solo hago eso. Tener cosas que decir aquí es más difícil. Hay que estar en la disposición de ánimo adecuada. El silbido del vendaval ya se oye fuera. Al final me he quedado algo más de lo que pensaba.