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En la postguerra española y hasta bien entrada la década de 1960, fue muy común encontrar en las iglesias españolas imágenes de San Pancracio. Se le veía en todos los lugares posibles, casas, establecimientos comerciales, en forma de estampas, de  calendarios,  o en almanaques. Incluso hay una imprenta de artes gráficas llamada San Pancracio, ubicada en el polígono industrial de Málaga. Era y es el protector de las gentes sencillas y al que se recurría en busca o protección de la salud y del trabajo. Las dos cosas que siempre necesitan las clases populares. Es también uno de esos santos de existencia dudosa, poco se sabe de él o de su vida. Dicen que era apenas un adolescente cuando fue objeto de martirio, aunque se le suele representar más adulto y con ropas de soldado romano. El caso es que tuvo mucha raigambre popular y nunca se el dejó de ver del todo. Yo siempre tengo estampas, o alguna figura suya a mano, en eso, mi religiosidad es de hondas raíces paganas. Hay una estampa, que llegué a plastificar, procedente de la parroquia de San pedro de Málaga. Imagino que reproduce alguna imagen existente en esa iglesia. En Melilla, solo la iglesia de Santa Mª Micaela alberga una imagen de este santo.

En octubre de 2010, yo colaboraba habitualmente con el diario El Faro y observé que las imágenes de San Pancracio volvían a resurgir por muchos lugares. Así lo escribí y lo dejé anotado. En aquellos momentos, no se hablaba tan abiertamente de la crisis y de la zozobra económica a la que nos estábamos encaminando, pero la gente ya empezaba a advertirlo. Suele ocurrir muchas veces, que las personas perciben las cosas mucho antes que sus dirigentes. Siempre se ha dicho que los pueblos y las sociedades van por delante de los gobiernos. Por eso la gente volvió a sacar a San Pancracio del armario., mucho antes de que el gobierno se diera cuenta de lo que estaba pasando.