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Deberán pasar al menos 28 años, para que uno de los lunes de San Nicolás vuelva a coincidir en el día 29 de febrero. Escoger un momento concreto y un lugar determinado, es necesario para poder observar los cambios. ¿Cuántos de esos lunes han vivido aquí?, ¿tuvieron algún significado especial?. El anterior fue en 1988, el próximo será en 2044. Esto nos indica que monseñor Buxarrais era todavía obispo ejerciente en Málaga, por lo que la situación de este mismo lugar era completamente diferente. Las peregrinaciones de San Nicolás se realizaban hacia la iglesia de Batería Jota o de la Medalla Milagrosa, aunque otras iglesias como la del Real también contaban con imágenes de este santo, además de la del Centro Asistencial. En aquel tiempo el vacío lo dominaba casi todo. Los años de la iconoclástia acabaron con todas las tradiciones populares religiosas de la ciudad. Las imágenes fueron encerradas en altillos, en sótanos o hechas desaparecer. El culto y las devociones se redujeron a la mínima expresión. Muchas ya no ha vuelto a recuperarse nunca, y hoy las imágenes, las antiguas estampas, las novenas y oraciones especiales, ya son objetos de búsqueda para coleccionistas. Muchas imágenes, primorosas algunas, solo reciben miradas de los turistas y de visitantes de museos de arte sagrado y religioso.
Los templos están cada vez más solitarios y permanecen más tiempo cerrados que abiertos. Los visitantes entre lunes y viernes son exiguos, y los del sábado y domingo contados. El cierre llama a la despoblación y ésta a su vez al vacío. El espacio que se abandona se pierde, o es ocupado por quienes lo utilizan para sus propios fines. La reflexión está realizada aquí, pero es exportable a otros ámbitos.
Hay dos espacios que coinciden, el físico creado por monseñor Buxarrais en ese entorno, y el virtual, éste que relata acontecimientos próximos y concernientes a ese lugar físico, el de la capilla de Juan el Bautista, que no existía el pasado 29 de febrero. Nada se mantiene solo. La luz que queramos que permanezca encendida, debemos alimentarla nosotros. Desde hace casi cuatro años estamos dando cuenta de lo que sucede, pero ya observábamos desde mucho tiempo antes. Por primera vez en todos este tiempo, en el día 29 de febrero, hemos superado las mil visitas en un mes. Es mucho para un lugar como éste y que permanece aislado por nuestra propia voluntad. Solo así podremos preservarlo.
En una ocasión leí unas recomendaciones para orar que consisten en trasladarnos con la imaginación a un lugar de nuestra preferencia, como una playa, un campo, jardín, una iglesia silenciosa… Un lugar que estimule la oración y hacerla allí. Una vez habituados a ese lugar, se puede acudir a él en cualquier momento o situación en que necesitemos estar en paz.
Tu escrito me lo ha recordado. Invita a situarnos en la Capilla de forma virtual o abstracta, con la imaginación, vaya, para hacer una oración, o simplemente para estar. Quizá es posible que además de contar con un lugar así, nuestras presencias invisibles puedan contribuir de algún modo a mantener un poco de luz.
El que solo entra y lee, la que comenta, quien vuelve una y otra vez y no deja rastro. quien estuvo y ya no regresó, las que lo hacen por primera vez. Todas esas visitas ayudan a mantener encendida esta débil luz.
La quietud, y la calma de esta lugar está preservada y mantenida entre todos los que hasta aquí acudimos. Tanto si se ha escrito como si no se ha hecho.
la búsqueda de esos lugares es algo que me motiva, y encontrarlos resulta fascinante. Lugares con oraciones acumuladas a lo largo de los siglos. Rincones recónditos, poco transitados.
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