Liturgia de la horas La luz del Padre, iglesia de ManilvaMater Dei
La liturgia es el modo, la forma y el momento en el que se llevan a cabo los ritos y las ceremonias. Las oraciones, lecturas, preces y responsorios que se rezan en cada momento y tiempo litúrgico. Para que todo cobre sentido, debe hacerse todo en el momento indicado, ni antes ni después.
La mayor parte del tiempo litúrgico se denomina como Ordinario. Sin embargo el año empieza en lo que se conoce como el tiempo de Adviento. El otro tiempo extraordinario es el de Cuaresma.
El día también se regula en horas: Laudes, Maitines, Tercias, Nomas, Vísperas, Completas. Lleno el dia de principio a fin, para no dejar un solo resquicio o rendija al diablo, que pese a tanto esfuezo, siempre encuentra el modo de penetrar con su humo.
¿ Cuál es el mandamiento principal? Amarás al Señor, tu Dios, sobre todas las cosas. «A vosotros se os ha concedido los secretos del Reino. En cambio a los de fuera todo se le muestra en palabras, para que escuchando no entienda, no sea que se conviertan y sean perdonados», Marcos.
«Nuestra lucha nos es contra hombres de carne y hueso, sino contra los principados y poderes, contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal. Estad firmes», Ef 6.
Es posible detener todo por un momento y recolectar con el Espíritu, una y otra vez hasta sintonizar con su ténue pero constante señal. Los signos se producen a nuestro alrededor, pero no sabemos reconocerlos. «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo, a descansar un poco».
El secreto es no desistir, perseverar vez tras vez. Entre el ruido y el escándalo no es posible oír el susurro. «Sé un modelo para los fieles. Si lo haces te salvarás a ti y a los que te escuchan». Nadie se salva solo.
Indulgencias del Gran Capitán Capila Mayor y retablo manieristaMaria Manrique, duquesa de SessaGranada, Real Monasterio de San Jerónimo
Enrique Delgado
Gonzalo Fernández de Córdoba, llamado el Gran Capitán, es conocido por sus hazañas en el campo de batallas, en las que venció a franceses y turcos, lema que figura en su escudo de armas. También adquirió legendaria fama por el modo ligero con el que justificaba sus gruesas cuentas en el Virreinato de Nápoles, de ahí lo de presentar las cuentas del «gran capitán». Pero lo menos conocido, por no decir casi totalmente desconocido, es que proporciona indulgencias, a todo aquel que rece junto al lugar que un día albergaron sus restos.
El Real Monasterio de San Jerónimo en Granada muestra evidentes señas del saqueo, destrucción, y abandono al que estuvo sometido durante un siglo y medio. El que se inicia en 1810 con la ocupación del monumento por las tropas napoleónicas, a cuyo frente se encontraba el mariscal Horace Sebastiani, gobernador de Granada durante dos años. Antes de abandonar la ciudad, arrasó el monumento y sometió a expolio y profanación la tumba del Gran Capitán. Las crónicas dicen que se llevó consigo su calavera a Francia. Se trata de una familia de la nobleza francesa (Condes de La Porta y no sería difícil averiguar si todavía conservan entre sus pertenencias familiares, la calavera del más conocido y legendario de los militares españoles.
La Reina Juana y su hijo Carlos V, concedieron a María Manrique, duquesa de Sessa y Terranova, los derechos de titularidad de la capilla mayor, casi gemela a la de la Catedral granadina, para enterrar allí al que fuera su marido (el Gran Capitán) y convertirla en panteón familiar. Todo discurrió con normalidad durante casi 300 años, hasta la llegada de las tropas napoleónicas, momento en el que se inicia del deterioro irreversible del monumento, hasta su reconstrucción en 1970, por iniciativa de sor Cristina de la Cruz y Arteaga.
Las indulgencias de Clemente VIIal Gran Capitan
Giulio de Medici, sobrino de Lorenzo el Magnífico, entró en la historia pontificia como Clemente VII en 1523. Así pues, en el 2º año de su pontificado (1524), concede a la familia del Gran Capitán unas indulgencias para todo el que rece junto a sus restos mortales, tres Padres nuestros y sus correspondientes Avemarías, por las almas de él y de sus familiares. Clemente VII es el Papa que encarga los frescos de la Capilla Sixtina a Miguel Angel. Era un hábil diplomático y estuvo al frente de la Iglesia entre 1523 y 1534, cuando una seta venenosa acabó con su vida, a la edad de 56 años. Entre los historiadores que han trabajado su biografía, hay consenso en afirmar que no mereció morir así.
Gonzalo Fernández de Córdoba falleció el 2 de diciembre de 1515 en Loja. Había sido Virrey de Nápoles y había creado grandes contactos en la Iglesia. Como persona era muy apreciado y respetado, por lo que no puede extrañar esta distinción Papal, transcurridos apenas 10 años desde su muerte.
Nota:En la lápida que notifica las indulgencias, parece apreciarse una errata, o un mal repintado del 5, y parece que escribe 1924, en vez de 1524, que sería la datación correcta.
Santa Catalina de BoloniaCatalina de Bolonia, cuerpo incorruptoImagen de Santa Catalina, museo de Santa Clara (Murcia)
La devoción de las 1000 Ave María surge en 1445, cuando la Virgen se le apareció a santa Catalina de Bolonia en la noche del 25 de diciembre. Por espacio de la quinta parte de una hora, retuvo al Niño Jesús en sus brazos. El suceso se produjo cuando la santa estaba absorta en la contemplación del misterio de la Navidad.
En recuerdo del prodigio, las hermanas de la Santa del Monasterio del Corpus Domine, cada año, recitaban 1000 veces esta salutación en la noche de Navidad. Esta devoción se hizo pronto popular entre los fieles. Para facilitar su cumplimiento y a partir del 29 de noviembre, se rezan 40 salutaciones del Ángel, divididas en cuatro decenas, acompañadas de una meditación específica. Así durante 25 días consecutivos, hasta el día 23 de diciembre, en el que se completarán los mil rezos, u oraciones. Con esta repetición del saludo, 40 veces al día (preferible en la noche) durante esos 25 días, se logra una sintonía con la propia celebración de la Natividad, y sirve de preparación para el misterio de la Encarnación.
Texto y meditaciones de las 1000 Avemarías
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
A imitación de Santa Catalina de Bolonia, alabaremos a la gran Madre de Dios por su sagrado nacimiento, con estos cuarenta saludos angélicos para obtener de ella protección en la vida y asistencia en la muerte, para que desde esta tierra de peregrinaje lleguemos a los lugares eternos de Paraíso.
Primera decena: En primer lugar, rezando diez Avemarías y otras tantas bendiciones, consideraremos el misterio inefable de la Encarnación del Verbo, y la gran dignidad de la Virgen en haber sido elegida Madre del Altísimo.
Ave María llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Bendita sea, oh María, la hora en que fuiste elegida como Madre de Dios.
Segunda decena: En segundo lugar, con el rezo de diez Avemarías y otras tantas bendiciones, meditaremos en la humildad del rey de los cielos, que eligió un humilde hogar para su Navidad, y en la alegría que tuvo María al ver nacer de ella en el pesebre al único hijo del Padre.
Ave María llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Bendita sea, oh, María, la hora en que te convertiste en Madre del Hijo de Dios.
Tercera decena: En tercer lugar, con el rezo de diez Avemarías y otras tantas bendiciones, recordaremos atentamente la perfecta diligencia de la Virgen María, cuando cumplió los oficios de Marta y Magdalena al contemplar a su hijo el Redentor y asistirlo como a un tierno niño.
Ave María llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Bendito sea, oh, María, el primer latido maternal que sentiste por el Hijo de Dios.
Cuarta decena: En cuarto lugar, rezando diez Avemarías, y otras tantas bendiciones, consideraremos la gran reverencia con que María, más en el corazón que en el pecho, la abrazó, estrechó, besó y adoró a ella y a nuestro Dios, hecho hombre por nuestro amor.
Ave María llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Bendito sea, oh, María, el primer beso que diste a tu Hijo e Hijo de Dios.
Último rezo, 23 de diciembre
Alabado sea Dios por siempre, porque a imitación de nuestro Santo, hemos cumplido este devoto ejercicio: y roguemos a la Reina de los Ángeles que, como fruto particular, Ella, la Madre de Jesús y Madre nuestra, se digne obtener para nosotros, en vida, un verdadero arrepentimiento de nuestros pecados, y la salvación eterna del alma, en nuestra muerte. Oh Dios, concédenos a tus fieles ser sostenidos por la intercesión de Santa Catalina, por cuyas virtudes somos atraídos a tus misterios. Por Cristo nuestro Señor.
Seguidamente se rezan las últimas 4 decenas de Avemarías, que completan el rezo de las 1000 salutaciones.
Vidriera del Espíritu SantoReliquia de la mano de Cristo Oraciones al Espíritu Santo
Desde el año 2018 y de una manera ascendente, las Jaculatorias al Espíritu Santo, publicadas en año antes, ocupan el primer puesto en la lista de los artículos más leídos cada año. Tanto es así, que las vistas totales superan ya las 6.000, o sea, el 6% de las visitas totales a la Capilla de Juan el Bautista. No encontramos explicación. Es un artículo muy sencillo, corto, y sin embargo alcanza una potencia muy elevada, tal y como es el Espíritu Santo, el mismo Dios Padre. El gran misterio que no comprendemos. Tanto es así, que hoy vamos a redactar una novena completa al Espíritu Santo. Nosotros solo ponemos en marcha fuerzas y artículos, cuyo destino y significado nos trasciende.
Novena al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor. V. Envía, Señor, tu Espíritu y se reharán los vivientes. R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oración
¡Oh dios, que con la ilustración del Espíritu Santo has enseñado a las almas de los fieles, concédenos saber rectamente según el mismo Espíritu Santo, y gozar siempre de su consuelo! Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oración Final
¡Oh Espíritu Santo, oh Amor divino, Bondad de Dios, Abogado de los hombres y mujeres ante el Padre, Padre de los pobres, Dador de los dones, Luz de los corazones, Consolador óptimo, Fortaleza de los débiles, Santificador de la Iglesia! Pues borras los pecados del mundo, justifícanos; envía a nuestra mente tu luz, para que conservemos la fe; difunde en nuestros corazones tu amor, para que tengamos caridad, y enriquece nuestras almas con tus virtudes y dones, para que practiquemos con fortaleza nuestros deberes de cristianos y lleguemos a vuestra Gloria, para alabaros y amaros junto al Padre y al Hijo, ¡Oh Espíritu Santo!
Día primero (en que se pide el don del temor de Dios)
¡Oh Espíritu Santo, divino Consolador! Os adoro y confieso por mi verdadero Dios, en unión del Padre y del Hijo. Os bendigo y uno mis bendiciones a las bendiciones que recibís de los Poderes celestiales. Os ofrezco mi corazón, y os doy gracias infinitas por todos los beneficios que habéis derramado y seguís derramando sobre el mundo. Y pues sois autor de todos los dones sobrenaturales, y de los inmensos favores con que colmasteis el alma de la Virgen María, Madre de Dios, visitadme, os suplico, con vuestra gracia y amor, para que inspiréis en mi el santo temor de Dios, para que no vuelva a caer en mis errores y no desfallezca. Amén. Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Día segundo (en que se pide el don de la piedad)
¡Oh Espíritu Santo, divino Consolador! Os adoro y confieso por mi verdadero Dios, en unión del Padre y del Hijo. Os bendigo y uno mis bendiciones a las bendiciones que recibís de los Poderes celestiales. Os ofrezco mi corazón, y os doy gracias infinitas por todos los beneficios que habéis derramado y seguís derramando sobre el mundo. Y pues sois autor de todos los dones sobrenaturales, y de los inmensos favores con que colmasteis el alma de la Virgen María, Madre de Dios, visitadme, os suplico, con vuestra gracia y amor, y dadme el don de la piedad, para que en lo venidero, siga con más prontitud vuestras inspiraciones y observe más fielmente vuestros mandamientos. Amén. Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Día tercero (en el que se pide el don de ciencia)
¡Oh Espíritu Santo, divino Consolador! Os adoro y confieso por mi verdadero Dios, en unión del Padre y del Hijo. Os bendigo y uno mis bendiciones a las bendiciones que recibís de los Poderes celestiales. Os ofrezco mi corazón, y os doy gracias infinitas por todos los beneficios que habéis derramado y seguís derramando sobre el mundo. Y pues sois autor de todos los dones sobrenaturales, y de los inmensos favores con que colmasteis el alma de la Virgen María, Madre de Dios, visitadme, os suplico, con vuestra gracia y amor, y dadme el don de ciencia, para que conozca bien las cosas divinas, y alumbrado por vuestras santas enseñanzas, camine sin desviarme, por la senda de la salvación eterna. Amén. Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Día cuarto (en el que se pide el don de fortaleza)
¡Oh Espíritu Santo, divino Consolador! Os adoro y confieso por mi verdadero Dios, en unión del Padre y del Hijo. Os bendigo y uno mis bendiciones a las bendiciones que recibís de los Poderes celestiales. Os ofrezco mi corazón, y os doy gracias infinitas por todos los beneficios que habéis derramado y seguís derramando sobre el mundo. Y pues sois autor de todos los dones sobrenaturales, y de los inmensos favores con que colmasteis el alma de la Virgen María, Madre de Dios, visitadme, os suplico, con vuestra gracia y amor, y dadme el don de fortaleza, para que pueda vencer valerosamente los ataques del demonio y los peligros del mundo, que se oponen a la salvación de mi alma. Amén. Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Día quinto (en el que se pide el don de consejo)
¡Oh Espíritu Santo, divino Consolador! Os adoro y confieso por mi verdadero Dios, en unión del Padre y del Hijo. Os bendigo y uno mis bendiciones a las bendiciones que recibís de los Poderes celestiales. Os ofrezco mi corazón, y os doy gracias infinitas por todos los beneficios que habéis derramado y seguís derramando sobre el mundo. Y pues sois autor de todos los dones sobrenaturales, y de los inmensos favores con que colmasteis el alma de la Virgen María, Madre de Dios, visitadme, os suplico, con vuestra gracia y amor, y dadme el don de consejo, para que sepa escoger lo que es más adecuado para espíritu, y descubrir los lazos y astucias del espíritu tentador. Amén. Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Día sexto (en el que se pide el don de entendimiento)
¡Oh Espíritu Santo, divino Consolador! Os adoro y confieso por mi verdadero Dios, en unión del Padre y del Hijo. Os bendigo y uno mis bendiciones a las bendiciones que recibís de los Poderes celestiales. Os ofrezco mi corazón, y os doy gracias infinitas por todos los beneficios que habéis derramado y seguís derramando sobre el mundo. Y pues sois autor de todos los dones sobrenaturales, y de los inmensos favores con que colmasteis el alma de la Virgen María, Madre de Dios, visitadme, os suplico, con vuestra gracia y amor, y dadme el don de entendimiento, para que puede entender los misterios divinos, y por la contemplación de las cosas celestiales, desprenda mis pensamientos de las vanidades de este mundo. Amén. Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Día séptimo (en el que se pide el don de sabiduría)
¡Oh Espíritu Santo, divino Consolador! Os adoro y confieso por mi verdadero Dios, en unión del Padre y del Hijo. Os bendigo y uno mis bendiciones a las bendiciones que recibís de los Poderes celestiales. Os ofrezco mi corazón, y os doy gracias infinitas por todos los beneficios que habéis derramado y seguís derramando sobre el mundo. Y pues sois autor de todos los dones sobrenaturales, y de los inmensos favores con que colmasteis el alma de la Virgen María, Madre de Dios, visitadme, os suplico, con vuestra gracia y amor, y dadme el don de entendimiento, para que sepa dirigir bien mis acciones, encaminándolas hacia Dios, amándole y sirviéndole en esta vida, para alcanzar la vida eterna. Amén. Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Día octavo (oración para implorar el amor de Dios)
¡Oh Espíritu Santo, divino consolador!, que descendiste a los Apóstoles en lenguas de fuego. Libradme de mis dudas y temor, y encended en mi el deseo de complaceros, alumbrando el camino de la vida con vuestra claridad, evitándome la confusión. Por el amor de Jesucristo, hacer que os honre con mi vida y actos. Invocando vuestras alabanzas y vuestra gloria, en el nombre del Padre Eterno. Amén. Padrenuestro, ave María y Gloria.
Día noveno (oración para invocar al Espíritu Santo)
Creo en vuestra existencia eterna, consustancial al Padre y al Hijo. Os pido que en vuestra bondad infinita, ayudéis a la salvación de mi alma. Vos sois el Espíritu divino; fortalecedme contra los malos espíritus, encended en mí el fuego de vuestro amor y sabiduría. Iluminadme en el camino de la vida y ayudadme apartando de mí las sombras. Que no se aparte de mí vuestra protección, vuestra gracia, vuestra santidad, vuestra gracia y vuestra misericordia. Amén. Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Haciendo en privado la novena, en cualquier tiempo del año, se conceden 7 años de indulgencias cada día y plenarias tras completar la novena.
Además os digo, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Mateo 18, 19-20
La Iglesia oficial venera y decide quienes son sus santos y santas mediante un largo y costoso proceso, en todos los sentidos. Mantener un culto cuesta dedicación y sobre todo devoción de la feligresía. En realidad son los fieles quienes deciden a qué santos venerar, aunque también la Iglesia canaliza «esa fuerza de oración» hacia determinados santos/as e imágenes de los mismos.
La frase del evangelista Mateo está clara, siempre y cuando que todas estas personas a las que se consideran dignos de veneración, si tienen un poder de intercesión, es a través de la voluntad del Padre, como expresa sin duda alguna, su Único Hijo, Jesucristo.
Es muy difícil saber, por no decir imposible, si aquellas personas que están declaradas oficialmente como santas, están realmente en la compañía del Padre, del Espíritu Santo, y del Hijo. La creencia es que sí, pero eso no es una evidencia. No es lo mismo el culto canónico a Santa Gema, a San Nicolás, o a sor Bárbara de Santo Domingo como sierva de Dios, que el que está recibiendo en Melilla el soldado Benito López Franco, fallecido en Melilla en 1950, y al que la gente denomina como «el soldado de los milagros». Es posible que si realmente falleció de una paliza, y entendiéramos esta como un proceso singular de martirio, y aunque se trate de un culto no canónico, el Padre, que es quien decide, en un proceso que nosotros no podemos alcanzar a comprender, permita la intercesión del soldado Benito, sobre aquellas peticiones que se le realizan. Porque todo sucede o no, por la voluntad del Padre.
Santos y santas, beatos/as, siervos todos de Dios en suma, son personas fallecidas hace ya muchos años, centenares y hasta milenios de años, pero eso son magnitudes insignificantes, dentro de la inconmensurable existencia, del Eterno. Yo soy, que existe por siempre.
Oraciones a los fieles difuntos
Hay miles de oraciones, de jaculatorias, de oraciones y de rezos. Como todos son fieles difuntos, recogeremos esas oraciones específicas, que deberán ser cerradas, con el Padrenuestro.
– Concédeles, Señor, el descanso eterno, y alúmbreles tú luz eterna. Descansen en paz. Amén. -Oh Señor Dios omnipotente, os ruego que libréis a las almas del purgatorio y, particularmente, a las más abandonadas y conducidlas a vuestra gloria, donde os alaben y bendigan eternamente.
-Absolved, Señor, a las almas de los fieles difuntos de todo pecado, y haced que con el auxilio de vuestra gracia merezcan gozar de la felicidad de la luz eterna. Inclinad, Señor, vuestros oídos a nuestras oraciones, y en vuestra inagotable clemencia, coloquéis en la región de la paz y la luz, a las almas de vuestros siervos, a las que habéis mandado salir de este mundo.
No está claro, en religión alguna, qué es lo que ocurre con las almas de los que estuvieron vivos, hasta el día del Juicio Final, o del inapelable dictamen del Creador. En esa espera que ya abarca varios miles de años en algunos casos, nada puede decirse sobre en qué situación se encuentran. Esto es lo que se conoce como escatología. El monoteísmo surge en Egipto con el faraón Akhetatón. La impresionante figura de Atón, es la primera imagen existente de un Dios único. Todo lo demás es posterior.
Una hora después de anochecer, repicaban las campanas de las iglesias, en el llamado «toque de ánimas». En ese momento, y tras oír el toque, se debe realizar algún tipo de oración. La palabra tiene su origen en el griego antiguo (ἄνεμος), ánemos, con el significado de soplo o aliento, pues Dios sopla sobre la arcilla con la que había modelado la figura humana, para insuflarle la vida.
El concepto de purgatorio solo existe en la religión católica. En ninguna otra hay siquiera algo parecido. En las otras ramas del cristianismo, tanto la Ortodoxa como la Protestante, no se acepta esta situación, que tiene su origen en todos aquellos que por morir en circunstancias adversas, como son las batallas, no puede recibir los ritos sagrados establecidos para aquellos que fallecen en un estado de orden religioso, ya sea del cristianismo, judaísmo o el islámico. Serían pues almas que vagan en un estado no conocido, hasta recibir la purificación y la paz.
El culto a las ánimas es muy potente en Sudamérica o América Latina, destacando el Estado de México, y en concreto en la ciudad de Taxco, en donde existen procesiones impresionantes dedicadas específicamente a «las ánimas». En Melilla existe un culto a las ánimas, que tienen sus oraciones específicas, que no se limita al día oficial en que se las recuerda (2 de noviembre), sino que se extiende a lo largo de todo el año, los viernes, y que podía considerarse como sincrético, pues toma algunas formas del morabitismo preislámico. No solo se rinde ese culto a las ánimas, también a personajes especiales, que no han recibido el beneplácito y autorización eclesiástica.
Existen oraciones canónicas, autorizadas por las Iglesia, para la fiesta de los fieles difuntos, y para las ánimas del purgatorio. En la redes se pueden encontrar miles de ellas, pero la mayoría son elaboraciones personales. En este tema, se mezcla lo sagrado con lo popular o profano. Hay una oración que se fotocopia y distribuye en el cementerio de Melilla, dedicada a las 13 Ánimas, que no podemos afirmar que se canónica.
Las fosas de Ánimas en Melilla
Todos los cementerios tienen su espacio de fosas común, pero pocos albergan tantos espacios de fosas comunes procedentes de guerras, como el de la Purísima Concepción. El que de modo regular se acuda a esas fosas de Ánimas, y este permanentemente cuidadas y atendidas por los fieles, o por personas comunes, es algo específico de la ciudad. Hay al menos tres fosas comunes en donde se fijan estos cultos, una es civil o del cementerio antiguo, y las otras dos, las grandes, son las de las Guerras de Marruecos. Allí, las veladoras de las Ánimas han creado unas pequeñas y rudimentarias hornacinas, con restos de placas de mármol, para proteger las velas del viento y de la lluvia, evitando así que se apaguen. Las cabeceras de las fosas principales, están llenas de imágenes, cruces, rosarios y todo tipo de exvotos. Todo este culto es popular, espontáneo y se mantiene de manera oculta a los ojos indiscretos y profanos: A vosotros es dado conocer los misterios del reino de Dios; mas á los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.
Entre unas y otras, se calcula que pueden albergar los restos de unos 20.000 soldados y militares no identificados.
Oraciones de difuntos (canónica)
Salmo 130: Desde lo hondo a ti clamo, Señor, Dueño mío, escucha mi voz. Estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si recuerdas los delitos, Señor, ¿ quién resistirá, Dueño mío? Pero el perdón es cosa tuya, para que seas respetado. Yo espero al Señor, lo espero anhelante, yo aguardo su palabra. Mi vida aguarda a mi Dueño, más que el centinela la aurora. ¡Más que el centinela la aurora!. Aguarde su pueblo al Señor, que en el Señor sólo hay amor y su redención es generosa. Él redimirá a su pueblo de todos sus delitos. Indulgencia de tres años a los que lo recen en sufragio de los difuntos. De 5 años en cada uno de los días de noviembre.Plenaria si se reza durante un mes entero cada día, acompañadas de Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Oración de las 13 Ánimas (no canónica)
“Benditas 13 ánimas. Ustedes que saben mucho y entienden, vengo a pedirle por el amor al Señor, su protección en mi camino. Por la pasión de nuestro Señor en la cruz. Que oren por mí y por los míos. Alarguen sus brazos para cuidarme, cuiden a mi corazón del maligno, guarden mis ojos de lo que no debo ver, libren mis pasos del mal camino. Benditas 13 almas, Intercedan por mí ante el Todopoderoso, Sean mi abogado ante su presencia, Para que pueda alcanzar yola gracias de Dios y estar bien ante sus ojos. Haré esta oración siempre en honor a ustedes”. Amén.
Altar de los fallecidos por Covid, la peste del 2020
En la tradición ortodoxa, no existe un único día para el recuerdo y oración por los difuntos, sino que todos los sábados del año se dedican a ese fin. Se supone que ese es el día en el que Jesucristo yació muerto en el sepulcro, según reza el Credo: «Fue crucificado, padeció y fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras«. El calendario litúrgico comprimió el lapso de tiempo, para situar la resurrección en el domingo, aunque quizá debió de producirse en lunes. En las entradas de las iglesias ortodoxas y en las católicas de rito oriental, existen unas urnas o dispensarios, en donde se depositan y encienden unas velas de peticiones y preces, que dividen el espacio entre vivos y difuntos.
El oficio del trisagio fúnebre del ritual ortodoxa se celebra en tres ocasiones al año, en el día de su cumpleaños, el día de su santo y en la fecha de su muerte. En los monasterios e iglesias ortodoxas se reza de modo constante por todos los difuntos, y para ello se inscriben sus nombres en listas de recordatorios.
Oración ortodoxa por los difuntos
Oh Maestro, Señor y Dios nuestro, que en tu sabiduría creaste al ser humano y le honraste con tu divina imagen, y pusiste en ellos el espíritu de la vida, y le pusiste en este mundo otorgándole la esperanza de la resurrección y la vida perdurable, y a pesar de que desobedecieron tus mandamientos, oh Gracioso Amante de la Humanidad. descendiste a la tierra para renovar y restaurar la creación de tus manos, a ti suplicamos, oh Santísimo Maestro, concedas el descanso a las almas de tus 49824*, siervos y siervas fallecidos a causa del Covid-19, en un lugar de luz, de frescura, de reposo; y sus pecados de palabra, obra o pensamiento, los perdones. Perdónales, Señor, pues eres un Dios bueno que amas a todos y todas , y a Ti rendiremos gloria, juntamente con tu Padre que es sin origen, y su Santísimo Espíritu bueno y vivificador, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
Hay que hacer notar la presencia constante de las velas de cera en los templos ortodoxos, mientras que van desapareciendo en los templos del catolicismo romano. «Practicamos nuestra piedad cristiana, por medio de la vela de cera. La cera pura significa la pureza y pulcritud de la gente que la trae. La suavidad y flexibilidad de la cera hablan de nuestra disposición de ser obedientes a Dios. La llama de la cera significa el calor de nuestro amor a Dios».
Nota:La cifra de fallecidos por el Covid-19 será actualizada de modo constante. Este será un obituario permanente. Inicio (15970)*